No te veo, se me viene el mareo

¿Quién no se ha visto envuelto en confrontaciones interminables con sus seres queridos? Aquellas peleas, a veces por menudencias y otras no tanto, que no llevan a ningún lado, que generan un aura de inconformidad, que erosionan relaciones, que ocluyen todo lo bueno. Dichas confrontaciones, absolutamente cotidianas, suelen ser pensadas más desde el contenido del conflicto, pero no tanto desde el cómo y del entorno que generan. Por eso, la brillante dramaturga y directora Lorena Romanín nos trae Todo lo posible, un teatro reflexivo y accesible respecto de las relaciones humanas en jaque.

Se trata de un cuadro sencillo, de cuatro personajes con historias conectadas entre sí. Priman las relaciones sobre la individualidad: una pareja en crisis, otra naciendo accidentadamente, un amorío confuso, familiaridades poco construidas. Un dispositivo escénico simple y a la vez efectivo: una platea que funciona como disco giratorio, motorizado por los propios actores en un dentro/fuera de escena delimitado por el propio círculo. Completa además el dispositivo escénico una serie de luces led verticales (también en función de la construcción de climas) y sillas que operan dentro y fuera del plato giratorio, según lo disponga el elenco.

El momento cero, una discusión entre Daniel, docente de jardín, y su hermana Magdalena por una potencial infancia trans en la escuela del primero, instala el clima de confusión, sumado al plato giratorio, que asoma una idea de múltiples perspectivas, pero a la vez, marea a los protagonistas. En paralelo, Eliseo, colega de Daniel, ven florecer un romance, pese a la sexualidad difusa del primero. Magdalena, a su vez, se encuentra atascada en su relación con Álvaro, personaje sensible y dolido por la muerte de su abuela, resentido con su fría pareja. Lo importante no es el desarrollo del conflicto, sino sus efectos en las relaciones.

El trabajo de Romanín y el elenco condensa una propuesta teatral que desafía las convenciones del género, pero no solo desde la dramaturgia sino desde el formato. La puesta diferente, los dispositivos técnicos rústicos pero funcionales e intérpretes avezados permiten dicha combinación. A lo largo de cincuenta minutos, en el que no faltan la incomodidad, el humor y la empatía, una provocación directa a la platea. La propia cuarta pared se ve rota, no como un mero recurso sino como una suerte de colectivización de la reflexión aquí propuesta. Así, Todo lo posible resulta en una original e imperdible pieza que explica su vigencia en la cartelera off por la novedad que no se destiñe y la universalidad de su premisa.

Ficha:

Actores: Guido Botto Fiora/Ramiro Delgado, Salome Boustani, Marco Gianoli, Claudio Mattos

Directora: Lorena Romanín