La vida de Eli Juárez

Cae la tarde en Santiago del Estero, el cuerpo se doblega ante el calor intenso y el monte duerme la siesta. Una mujer se enfrenta a topadoras y policías uniformados que con una orden judicial intentan empezar un desmonte. La resistencia y la bronca inundan su cuerpo. La máquina avanza y la vida retrocede, un instante después hasta el más vital de los sonidos se detiene.

Siesta es un homenaje a la vida de Sandra Elizabeth Juárez, campesina, esposa y madre de dos hijos oriunda del pueblo de San Nicolás, quién en Marzo de 2010 se opuso a que se le arrebataran injustamente sus tierras y las de su comunidad, tierras que por primera vez en la vida podía nombrar como propias. Esta es la violencia social del desmonte que sufren quienes no tienen los medios para defenderse.

Criar cabras entre algarrobos y chañares, lapachos y mistoles era a lo que Eli más dedicaba su tiempo. A veces en el monte se perdía y se encontraba y pedía a SachaYoj  (“acha» significa bosque; «yoj» señor) que lo protegiera. Nunca había tenido nada, con mucho esfuerzo había conseguido lo poco que tenía y era lo que soñaba dejarle a sus hijos. Pero en la soledad del alcance público su comunidad es avasallada por el avance de los márgenes de la industria ganadera y sojera.

La directora monta esta obra de un modo documental, testigo de un modo de vida abocado a las cosas simples, donde del vínculo que se establece con la naturaleza emana el respeto, el cuidado, el equilibrio, la simbiosis de la vida misma: “nadie se va del monte y si se van es como si se lo llevasen con ellos”.

La escenografía es minimalista  adaptándose a lo que la obra necesita. El suelo terroso traducido en tela en tono ocre es una metáfora hermosa de ver que a su vez dialoga con el vestuario de Eli, como si ella se vistiera de tierra.

Las actuaciones de Samantha Cairo Kanashiro, quien personifica a Eli narrando su historia en primera persona con un monólogo de sus sentires y experiencias, y de Silvia Andorno, quien hace de su vecina y narra los hechos desde su perspectiva, son cautivantes y generan una completa empatía con su modo de percibir el mundo.

Defender el monte, era defender la vida de la flora, la fauna, la gente y los sueños. Por esa causa Eli vivió sin arrodillarse ante nadie, no por orgullo si no por dignidad. Su historia es una réplica de tantas otras invisibilizadas de quienes siempre llevaron el monte consigo y regaron el suelo de lucha.

 

Ficha:

Actúan: Samantha Cairo Kanashiro, Silvia Andorno.

Dirección: Silvia Andorno

Género: Drama.