Caos y creación en los dominios del humor

Pocas veces, la energía de la platea desborda con semejante expectativa como cuando se acerca a ver el show de SI MON DIEU. Quien quiera que vaya notará inmediatamente que la misma se divide entre los iniciáticos, curiosos de lo que vendrá, y los habitués, deseosos de una nueva de esos de este espectáculo de humor e improvisación. Los bastidores de ropajes y objetos útiles para desatar la creatividad de nuestros protagonistas (únicos elementos necesarios para la puesta en escena) poco hacen por vaticinar la catarata de carcajadas que nos espera, bajo la atenta dirección de nuestro maestro de ceremonias Marcos Rauch.

El mismo, entre la dirección, la moderación activa (de elenco y espectadores) y el bocadillo potenciador de creatividad nos explica entonces, al darnos la entrada, el funcionamiento de un espectáculos que jamás es dos veces igual: Camilo Cuello Vitale, Angelo Fornabaio, Loreta Lorenzon, Paolo Sambrini (y algún invitado sorpresa, según nuestra fortuna eventual) se verán envueltos en distintas escenas de improvisación, desde creación de personajes hasta interacciones entre sí por demás disparatadas, todos a pedido de un eufórico público. Pocas barbaridades no pasan el filtro de nuestro atento presentador, que ordena, junto a un afiatado equipo técnico, las propuestas de la audiencia para servirles al elenco. Ellos demostrarán todo su caudal creativo con objetos y, a su vez, la ductilidad de sus propios cuerpos. La frutilla del postre: sonidista (el maestro Santiago Questa) y músico en vivo (el eximio pianista Juan Ignacio López) darán matices, colores y más tonos para que nuestros protagonistas nos destornillen de risa.

El acto creativo al que asistimos, además de descostillante, sorprende en términos de su capacidad productiva. Los platistas hacemos las veces de caos, gritando disparates, sugiriendo cuanta barrabasada se nos cruce por la cabeza (los habitués saben ya qué teclas tocar para los actores) para que se produzca una escena hilarante, con un orden inteligente, disfrazado de puro sinsentido. Y en eso va este acento: la inteligencia salta a la vista, muestra la ingeniería de un talentoso elenco, que puede ordenar todo lo que oye y convertirlo en humor. La espontaneidad de ellos, entrenada y recursiva, pero espontaneidad al fin, es lo que sella ese pacto entre los frecuentes y el equipo de SI MON DIEU, enamorando a los recién llegados.

Honestamente, la imitación a SI MON DIEU es irresistible. Alcanza solo con sentir la vibra inicial para entrar en el código y disfrutar una noche inigualable, en todos los sentidos de la palabra.

Ficha:

Actúan
Paolo Sambrini
Loreta Lorenzon
Camilo Cuello Vitale
Angelo Fornabaio
Juan Ignacio López

Federico Yernazián

Dirección: Marcos Rauch