Sentada en una casa de vidrio

Sentada en una casa de vidrio

Ficha

  • Datos de funciones:

    Viernes a las 20.30 h estrena en Timbre 4 (México 3554)

  • Prensa:

    Antonela Santecchia

 

La caótica mente de un autor

Si pudiéramos adentrarnos en la cabeza de quien idea una obra, nos encontraríamos con una multiplicidad de voces, personajes y realidades delirantes que solo son posibles porque la imaginación no tiene fin.  Sentada en una casa de vidrio propone justamente eso: un juego lúdico de sinfonía polifónica que se escucha, se siente, se vibra, se superpone y se abraza.

Escrita y actuada por Paula Rasenberg junto a Daniela Catz, con dirección de Marcelo Nacci, este espectáculo es más que una mera obra teatral. El lenguaje en tanto texto supera lo imaginable, sobre todo cuando ambas actrices, abruptamente, cambian de registro al virar de un personaje a otro. El lenguaje corporal también lo es todo: desde una Marie Curie psicótica hasta un ex luchador inválido, ambas actrices despliegan todo su talento y se bastan a sí mismas para llenar de fantasía y realismo mágico a esta obra.

En ese sentido, la escenografía es minimalista y solo consiste en una puerta, varios bebotes de juguete y una materia chiclosa que se pega en las manos y pies de los personajes, como en una suerte de aviso de que están allí. ¿Para qué más? El eclecticismo tanto de Rasenberg como de Catz es suficiente para darle al espectáculo una unidad precisa y fantástica.

Sentada en una casa de vidrio es el anhelo de quienes escriben obras teatrales y a menudo se topan con el impedimento de volcar a lo tangible lo intangible que crea sus mentes. En este espectáculo no hay límites para lo imaginable, bastan actores versátiles y un texto que sepa conjugar lo onírico con real.  Ir al teatro es dejarse llevar por lo imposible, atravesar la cuarta pared y ser feliz por un rato.

Ficha
Actúan: Daniela Catz, Paula Ransenberg,
Dirección: Marcelo Nacci

Categorías: Reseñas

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