Es mi plata y hago lo que quiero

 

“Prefiero que me quite el sueño Goya a que lo haga

 cualquier hijo de puta.

Prefiero que me quite el sueño Goya a que me lo quite

 Adidas, Pescanova, Volkswagen, la vecina, un gilipollas

que dice ser mi amigo o una cabrona

 que repite que me quiere.”

Rodrigo García

 

En su libro “La parte Maldita” George Bataille propone una teoría económica que contrasta provocativa y transgresivamente con el presupuesto básico de la escasez con el cual se rige nuestro sistema económico. Bataille considera que sobre la tierra existe un sobrante de energía que debe ser liquidado una y otra vez para perpetuar la existencia. Pensándonos de este modo, podemos percibir que la potencia vital está casi más ligada a la destrucción que a la construcción, más cercanos a la necesidad del exceso, del gasto improductivo y de la potenciación de lo erótico.

Con una fuerte simpatía por la teoría de Bataille, Lairén Alvarez decide tomar y reinterpretar el texto de Rodrigo García -del mismo título- en una simpática, divertida y provocadora puesta en escena. Llevando a sus máximas consecuencias la idea del derroche y utilizando como motor el deseo de comunión con la potencia erótica que propone la contemplación de las obras negras de Goya, alegando que: “Goya es energía cruda, pregunta interpeladora, catarsis en la búsqueda de emancipación.

Que se encienda todo, que preferimos arder a convivir entre tanto vacío existencial”

En escena tenemos a Walter Medina, Matías Aimar, Eugenia Spago, Romina Julieta Ruiz, quienes interpretan a un padre y sus tres hijos decididos a, en una noche, derrochar todos los ahorros de la vida del padre en una deriva enloquecida e intrascendente. En consecuencia compran un pasaje para Peter Sloterdijk -porque es filósofo … y porque está de moda- (autor de Crítica de la razón cínica y The Aesthitic Imperative, entre otros) para que los acompañe en un vicioso magical mystery tour por la ciudad de Buenos Aires, drogas, fernet y algunos panchos. Propuestos a terminar la noche entrando por la fuerza al museo y así, finalmente, entregarse a la ebria contemplación de la obra de Goya hasta ser sacados por la fuerza, o que se acaben la droga.

La escenografía y el vestuario, diseñados por Carolina Fernandez son sencillos pero modernos. Trajes y cuadro banquitos sobrios, adornados apenas componen y recomponen la escena. La mayor potencia la contienen los ácidos y exaltados diálogos con los que se atacan y defienden los 4 protagonistas de nuestro viaje alucinado. La obra de teatro cumple con la promesa de dejarte con más preguntas que respuestas y con una gran sonrisa en la cara.

 

Ficha:

Dramaturgia: Rodrigo García
Intérpretes: Walter Medina, Matías Aimar, Eugenia Spago, Romina Julieta Ruiz