Costumbrismo postapocalíptico

Una madre culpógena, un perdedor frustrado, mandatos no resueltos. Hasta aquí, dichas afirmaciones podrían referir a numerosas piezas literarias y teatrales, pero no. Lo que podría ser una obra costumbrista más es una potente distopía hilarante, una comedia negra entre lo cotidiano y lo psicoanalítico. Julieta Maisonnave dirige esta reposición del texto de Ricardo Bartis y Pompeyo Audivert (de 1988) en una reversión de suma vigencia.

La misma se sitúa en un escenario postapocalíptico, con montañas de basura en los rincones, una mesa y un espacio privilegiado para un músico. Este, Arturo Alonso, juega con distintos roles teatrales: narración, comentarios, didascalias y ambientación. Pronto aparece en escena Alejandro Segovia, en la piel de Héctor Girardi, un escritor frustrado, hijo de una madre condescendiente y pareja de una mujer a quien le exige más que a una musa. Los roles femeninos son representados por la versátil Lucila Casalis, que cambia de personaje con la soltura de una verdadera actriz. Todo este relato transcurre en una Argentina de mediados del siglo XXI, arrasada por una catástrofe que bien podrías ser nuclear, política, social o meramente accidental. La historia de un perdedor, su complejo edípico y su final toman otros ribetes en un contexto ajeno al esperable.

Son muchas las ganancias de esta reversión. Lo que alguna vez un nostálgico bandoneón hoy es una ecléctica guitarra eléctrica acompañada de pedales para enriquecer el sonido. La exquisita ejecución de Alonso es la razón. En segundo lugar, Segovia y Casalis ponen el cuerpo a una interpretación más grotesca. Su complicidad en escena les da la soltura necesaria para agregar capas a lo que se ve. En última instancia, la relectura del texto en clave actual otorga al espectáculo una frescura y ritmo ideal para las audiencias actuales.

Entre la caricatura y la fina ironía, solo dos actores de carácter como los que protagonizan esta puesta pueden provocar la risa y la incomodidad de un texto tan incisivo. La corporalidad es fundamental, y el ritmo de la obra es frenético. Cada mirada, cada paso, cada gesto exhiben trabajo, talento y, sobre todo, cuidadosas reflexiones creativas detrás, crédito a Maisonnave. Lo que no entra con reflexión, lo hace a través de la risa, mostrando que el humor es primero un oficio artesanal reservado para gente dispuesta a esculpirlo, y segundo, una forma superior de provocación intelectual.

Postales Argentinas es, al fin y al cabo, una de esas obras que todavía puede decir mucho de la actualidad. La pertinacia de sus reflexiones es producto de una brillante reinterpretación sin vacíos, la conjunción de una dirección con visión, un elenco superior y un público que sabe disfrutar de un código teatral cómico y finamente irónico.

Ficha:  

Actores: Lucila Casalis, Alejandro Segovia

Músico/actor: Arturo Alonso

Directora: Julieta Maisonnave

Género: comedia dramática