Una voz interior

La historia se desarrolla en diferentes lugares, una plaza, un consultorio y un bar, son el marco para que los seis protagonistas hablen de amor, egoísmo, culpa y muerte entre otras cosas. Los problemas que presentan son cercanos, conocidos, resulta familiar lo que allí ocurre, esto sin dudas hace que la empatía con el espectador, este presente.
Cada uno de ellos intenta sobrellevar su vida de la mejor manera posible, mientras están inmersos en una sociedad que no deja de imponer regalas y mandatos, lo que les genera discrepancias.
La historia comienza con Romina (Tania Marioni), que se encuentra en la plaza con Violeta (Carolina Avigliano),  su mejor amiga, y le cuenta que está embarazada pero no quiere seguir adelante con su maternidad. Este problema le va a afectar a Luciano (Guillermo Orcellet), su novio, que está entusiasmado con ser padre y con quien luego se la verá discutir.
Por otro lado está Raúl (Gabriel Devoto), un hombre que vive en la calle por decisión propia, como forma de liberación, al hartarse del sistema. En ese banco de plaza que duerme, se reúne con su ex esposa Lucía (Lourdes Isola) quien le lleva comida y ropa porque le cuesta verlo así, mientras ella rehizo su vida.
Además en la historia, está el personaje de Alejandro (Enrique Cragnolino), la nueva pareja de Lucía, un médico que realiza abortos clandestinos que le va a cambiar la vida a Romina.
Las actuaciones son muy sinceras, reflexivas, sensibles llegan al corazón del público. Con una escenografía real, ya que con pocos elementos sencillos como un banco de plaza, siete sillas y dos mesas representan las distintas locaciones que tiene la obra.
Para cerrar “Personas rotas” nos demuestra que nos pueden suceder muchas cosas interiormente pero al expresarlo en el “otro”, no estamos tan solos como pensamos.

Ficha:

Con:  Carolina Avigliano  Enrique Cragnolino  Gabriel Devoto Lourdes Isola  Tania Marioni  Guillermo Orcellet              Dramaturgia y dirección: Alejo Beccar