Marcelo y sus hermanas

El director de cine inglés Hitchcock comentaba los peligros de tomar una obra literaria clásica y llevarla al cine. La dificultad residía en lograr la excelencia también en ese nuevo lenguaje. En la obra de teatro “Mis tres hermanas. Sombra y Reflejo”, si bien no hay una transposición a otro lenguaje, si se logra la excelencia en esta lectura contemporánea de la obra “Tres hermanas” del autor ruso Chejov. Es, pero, al mismo tiempo, ha dejado de ser el clásico.
La concepción y la dirección de esta puesta en escena de Marcelo Savignone nos presenta un vínculo íntimo y familiar como lo es el de los hermanos, pero en una argentina actual y otra no tan lejana. Tres hermanas, jóvenes y mayores, juegan, pelean, lloran, pero saben que se sostienen, saben que se conocen y que comparten una historia atravesada por secretos y decisiones. Éstas tienen sus consecuencias, no sólo en el mundo de la casa sino también en el afuera
Estas hermanas, interpretadas por el trabajo minucioso y penetrante de seis mujeres en escena, logran convocarnos por la construcción de un vínculo que se vuelve verdad en situaciones pequeñas y cotidianas, y por un entramado actoral que se desplaza en el espacio haciéndonos transitar por dos tiempos. La denuncia de la complicidad social está en la voz del mismo Marcelo Savignone, ese pequeño hermano, que parece ser una ausencia muy presente, pero que al materializarse viene a denunciar y a poner en peligro los pocos recuerdos felices. “¿A dónde fue a parar mi pasado?”, pregunta añorando aquellos sueños de juventud en contraste con la realidad.
Los personajes están asfixiados en esa casa que se sintetiza en un dormitorio que gira generando diferentes focos de atención y volviéndose un medio expresivo de sucesos como el incendio. Junto a esta escenografía, la iluminación es otra constructora de sentidos y espacios. Con una iluminación roja llegan los recuerdos, una especie de ensueño y el mismo incendio. Los espectadores logran a lo largo de la obra codificar esos otros espacios-tiempos que vienen a construir esa particular luminosidad y que son acompañados por ciertos leitmotivs musicales que suman historia. Asimismo, la música juega un rol indicial en la obra. Son las canciones de Sui generis y León Gieco las que nos permiten comenzar a registrar una época y situarnos en ese afuera que condiciona el adentro.
La última dictadura y la complicidad de la sociedad se ha tratado mucho en el teatro, sin embargo, en esta puesta, en que se ha trabajado el tema sesgadamente, la contundencia es enorme, generando que el público se vaya transformado luego de la función.

Ficha:

Actúan: Merceditas Elordi (Irina), Belén Santos (Irina), Mercedes Carbonella (María), Sofía Gonzalez Gil (María), Andrea Guerrieri (Olga), Marta Rial (Olga), Marcelo Savignone (Andrés) Concepción y Dirección: Marcelo Savignone