Los amigos de ellos dos

Los amigos de ellos dos

Ficha

  • Datos de funciones:

    Información sobre las funciones, en la cartelera

  • Prensa:

    SMW

 

Catársis

El escenario casi vacío, solo tiene una mesa redonda, vestida con dos manteles superpuestos, uno boreaux y arriba otro blanco, una pila de platos blancos con cubiertos encima, un cartelito dorado de “Reservado” y cuatro sillas; la luz es neutra, sin juegos, todo indica que es un restaurante y es correcto, para más exactitud, es un área reservada, una sala especial.

Liza (Magela Zanotta) y Nicolás (Héctor Díaz), llevan mucho tiempo juntos y en el fondo consideran que sus vidas no son muy emocionantes, más bien lo contrario, son chatas, poco interesantes y rutinarias, aunque desde hace doce años, sus jueves cobraron un sentido diferente. A partir de ese momento, cada semana se reúnen a cenar con una pareja amiga, aparentemente hubo un acuerdo tácito en el que los cuatro acordaron que se verían bajo ciertas “normas”, que nadie evadiría.

Mientras esperan a sus amigos ellos comienzan a hablar, ella muy relajada con un mono verde y sandalias haciendo juego, el pelo recogido dando cuenta de comodidad no solo para vestir, sino ante la situación, recorre el lugar, observa y está dispuesta a tomarse una copa de vino y ver el menú para matar el tiempo. El por su parte, con su traje azul, que podría ser ropa de trabajo ya que es abogado (como el hombre al que esperan), se muestra alterado, al llegar critica el lugar y a medida que pasan los minutos y los demás no llegan, comienza a ponerse más nervioso y se vuelve verborrágico, iracundo, definitivamente hay algo más que le molesta.

Ese será el camino que recorrerá esta obra, dos personajes que dirán cosas que tenían guardadas hace tiempo y ya no soportan más, sobre todo él, generando un contrapunto, donde las energías son casi opuestas y mientras Nicolás se saca, ella trata de usar sus cualidades de psicóloga y contenerlo.

Es así como van a contar que estos amigos, según lo que los protagonistas sienten, son mejores en todo, son “seres superiores” por muchos motivos y por eso les perdonan las constantes llegadas tarde, que sean quienes siempre eligen dónde comer, respetan sus normas y tantas otras cosas, son tan interesantes que los halaga tener un lugar en su mesa y se sienten honrados de poder ser sus amigos. Más allá de los enojos o la catarsis de ese momento, no cambiarían los jueves por nada.

Una historia que habla de la dependencia y las inseguridades de dos personas, de faltas internas que maquillan para ser más felices, un desahogo y una discusión que dejan vislumbrar cosas que aún en esa situación no se animan a decir.

Las actuaciones son maravillosas, el contrapunto logrado está lleno de matices, pausas, los silencios están cargados de emociones y los textos de subtextos. Ambos llevan sus personajes por una montaña rusa de sensaciones. Son creíbles, tan frágilmente humanos que se vuelven un llamado de atención.

La dirección de Daniel Veronese, es muy interesante; este frondoso texto, corre el riesgo de ser un fracaso si está mal dicho, pero le aporta ritmo, una curva tensional perfectamente llevada, atravesada por el humor de manera permanente, casi sin dejar espacio para la reflexión sobre lo que realmente pasa, sino hasta el final, cuando la obra termina, el huracán ya pasó y todo decanta.

Un restaurante que se vuelve la metáfora de dos vidas. Un espectáculo que cuenta con un interesante texto de Veronese y Matías de Federico, que dice más de lo que se escucha, muy bien llevado desde la dirección y con dos excelentes actores que dejan todo en el escenario. Liza y Nicolás, están en un lugar exclusivo pero vacío y sin gracia, solos, sin saber muy bien que hacer, se quejan pero no hacen nada por cambiar porque no quieren, están cómodos, les es funcional a sus vidas, la pregunta es, ¿cuál es ese lugar?

Ficha:

Dirección: Elenco: Héctor Díaz y Magela Zanotta

Elenco: Héctor Díaz y Magela Zanotta

Categorías: Reseñas

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