Pueblo chico, infierno grande

La ambición y el poder no son dominio exclusivo de las altas esferas sino que lo vamos replicando en cada pequeño grupo humano organizado: familia, trabajo, club, elenco, consorcio; sin educación, sin nobleza interior,  aparece ese impulso brutalizado que intoxica el cerebro.  Lobería es una obra desarrollada a partir de un hecho real, un asesinato en la ciudad que lleva ese nombre (casi como una referencia premonitoria al suceso)   y es también un  homenaje a Macbeth.

Soledad es mujer atractiva, sensual y ambiciosa. Tiene una hija adolescente, Nancy,  con un cierto retraso mental. Ambas viven con Momo, una capo mafia barrial, para quien son algo así como un trofeo, ganado cuando Pastor, el marido de Soledad y ‘empleado’ de Momo, termina en la cárcel para cubrir a su jefe.

Momo es poderoso, bruto, grosero y lascivo. Su deseo abarca a Soledad y tiene en la mira a la adolescente, que se contonea para su deleite al ritmo de la cumbia. La madre lo sabe y está decidida a ponerla a salvo, pero por otro lado, él las domina.  A su vez,  él tiene una hija, Rulo. Una chica del barrio, muy básica,  que adoptó y la hizo ingresar a la policía para tener a alguien que trabaje desde adentro. Rulo también domina a Nancy y la entrena para delinquir. Esta noche, sin embargo, algo puede cambiar: Pastor regresará por fin y Soledad tiene un plan para liberarse del yugo.

La obra comienza como un relato pero pasa a la acción dramática rápidamente. Es eficaz en transmitir la crudeza de esa vida fuera de la ley y en sacar a la luz las relaciones de poder que se establecen entre los distintos personajes que pujan por sostenerse en un ambiente por demás hostil, lejos de cualquier ternura, como una familia de animales hambrientos. Casi toda la obra está jugada en la franja más alejada del escenario, en un campo estrecho delimitado por una larga mesa (casi la única escenografía). El espacio entre la mesa  y el público se ve intervenido en momentos muy puntuales que generan un interesante cambio de tensión con el público. Los personajes están muy bien logrados; destaco a las jóvenes actrices que encarnan a Nancy y a Rulo por la amorosa composición no estereotipada de sus personajes. La iluminación es oscura, densa y la música aporta estridencia y tensión al ambiente. A pesar de la violencia contenida y explicita que atraviesa la obra, los cambios de dinámica entre escena y escena hacen que sea posible apreciarla y hasta sonreír en algunos momentos.

Ficha:

Libro, Dirección y Producción General: Pablo Cernadas.

Actúan: (Grupo Teatral Lado B) Tamara Mesri, Elvira Del Pilar, Pablo Cernadas, Micaela Moyano, Fernando Iglesias.