Las paredes, mucho más que simples muros

Un día cualquiera que será distinto a los demás. Un Joven es “invitado” por dos extraños personajes –el Gordo y el Flaco- a que los acompañe a unas dependencias oficiales donde se procederá a la averiguación de sus antecedentes, sin que sea necesaria la utilización de ningún tipo de elemento intimidatorio más allá del simple requisito verbal de las autoridades. Allí se encontrará con un Ujier y un Funcionario que lo someterán a un interrogatorio –por momentos violentos-, para quedar detenido en una habitación de características particulares, donde las paredes parecen manifestarse en este juego de sometedores y sometido. Poco a poco la incomodidad, el miedo, el desconcierto y la desesperación van ganando terreno en el espíritu del Joven, quien cada vez ve más lejana la posibilidad de que al día siguiente recupere su libertad.

“Las paredes” es una de las primeras piezas teatrales de Griselda Gambaro (escrita en 1963 y estrenada en 1966), donde la autora hace uso del absurdo y del humor negro para hablar de la opresión y de la dominación de la dictadura. Basándose en el teatro de la amenaza y de la crueldad, la obra refleja cómo un hombre cualquiera puede ser víctima de la tiranía de un sistema que lo somete hasta las últimas consecuencias, en un ambiente donde la hostilidad y la sofocación se expresan dialécticamente. La pasividad del Joven es producto quizás de su incapacidad para revelarse al orden establecido, y también producto de la manipulación psicológica a la que es sometido a partir del inaudito cuestionario, que ocasiona más de un malentendidos.

Como es de prever, este tipo de piezas requiere de un tipo de interpretación también particular donde la gestualidad y la expresividad oral de los actores estén exacerbadas conjuntamente con lo que dicen. Jorge Lorenzo, Julio Pallares y Christian Forteza realizan unas estupendas actuaciones componiendo al Funcionario, al Ujier y al Joven respectivamente. La dirección, a cargo de este último, se apoya en dichas interpretaciones. El escenario está despojado de toda escenografía; solo una silla acaparada casi de manera exclusiva por la víctima de este juego de crueldad y sometimiento. El vestuario de Mario Pera resalta los rasgos cargados de expresión (de dureza y de fragilidad) de los respectivos personajes. Y las luces de Horacio Novelle recrean el ambiente sofocante donde las paredes acechan y oprimen, en esta delimitación simbólica del adentro y el afuera.

“Las paredes” están ahí presentes, aunque no las veamos. Encierran, dividen, segmentan, delimitan. No solo los cuerpos, lo tangible; también lo que somos, porque están en nuestras mentes, y eso es lo que las hace tan poderosas. Para pensar y reflexionar… ¿Cuántas “paredes” encierran nuestros pensamientos y nos someten día a día? ¿Cuántas veces somos capaces de revelarnos y liberarnos de ese “encierro”?

Ficha:

Elenco Jorge Lorenzo, Christian Forteza, Julio Pallares

Dirección y puesta en escena Christian Forteza.