Shakespeare reversionado

La Tempestad se representó por primera vez en 1611 en el palacio londinense de Whitehall. Pertenece a los “romances tardíos” de William Shakespeare. Según los especialistas, en estas piezas el dramaturgo de Stratford-upon-Avon muestra un especial interés por las relaciones familiares y la reconciliación dentro de un espacio mítico. Vale recordar la historia. Prospero –duque de Milán- es privado de sus  honores tras una intriga por parte de su hermano Antonio. Naufraga su barco y queda varado en una misteriosa isla únicamente acompañado de su hermosa hija Miranda y de sus preciados libros ocultistas. Luego, al descubrir que su hermano se acerca a la isla en un buque, con la ayuda del espíritu Ariel y de sus mágicos poderes, desata una tempestad que hace naufragar al buque. Pero tras el naufragio, las intrigas siguen y el caos, la locura, la magia y  el amor sobrevuelan una divertida y exótica pieza dramática como sólo Shakespeare pudo diseñar.

La expectativa que genera la puesta en escena de una obra de Shakespeare –es decir, un clásico- siempre es alta. Alfredo Martín reúne un nutrido elenco de actores del que podemos destacar a Prospero (Marcelo Bucossi), Calibán (Mariano Falcón), Stefano (Gustavo Reverdito), Trínculo (Bianca Vilouta Rando), Antonio (Pablo Mariuzzi). La cantidad de actores obedece a una elección de parte del director. Esta versión intenta mantener el formato clásico tradicional.

Martín entrega una obra de disfrute para todo público, incluso algún niño podría divertirse con las cantarinas danzas de los espíritus y las contorsiones estilo Gollum de Calibán. Las luces brillan en su clasicismo. El vestuario, el sonido y la escenografía se hacen presentes de forma muy apropiada para la puesta.

Esta versión de La Tempestad nos recuerda lo bueno que es volver a Shakespeare. Más allá de los resultados que cada representación de sus textos puedan tener, Shakespeare siempre nos da algo más. La tempestad puede ser leída –vista y escuchada- como una comedia dramática más del genial dramaturgo inglés. Pero también vale desglosar finamente cada eje temático: el perdón filial,  las traiciones familiares, la magia ocultista, el exotismo, la esclavitud, el amor cortés; vale ejercer ese desglose temático para ver que Shakespeare maneja- y hoy más que nunca- múltiples sentidos y aristas. Cada espectador puede elegir su William preferido y tenerlo de consulta en su mesita de luz. Hay uno malo, uno bueno, uno divertido, uno sensual. Luego de toda tempestad viene la calma, el sol y la felicidad.

Ficha:

Interpretada por: Marcelo Bucossi, Brenda Margaretic, Iván Vitale, Mario Falcón, Julián Belleggia, Daniel Goglino, Nicolás Fabbro, Gabriel Nicola, Pablo Mariuzzi, Marcelo Rodriguez, Bianca Vilouta Rando, Gustavo Reverdito, Ariel Delgado y Nicolás Olmos.

Dirección de Alfredo Martín