Lazos que asfixian

Leenane, es un pueblo costero de la comarca de Connemara al oeste de Irlanda. De vida rural, sus habitantes pasan sus días al margen de la modernización y reticentes al paso del tiempo. Allí residen Mag –de 70 años- y su hija Maureen –de algo más de 40-. En medio de la nada, rodeadas de sus gallinas, ambas sobrellevan una existencia cargada de odio, resentimiento y hartazgo recíproco. El vínculo familiar se ha reducido a ellas dos, tras la ida/huida de las dos hermanas mayores, quienes se fueron a armar sus familias lejos de la órbita de esta madre tan tirana y opresora, dejando sola a Maureen para que se haga cargo del sostenimiento de la misma. Tamaña faena no es gratuita. Su vida ha quedado absolutamente postergada, incluso anulada, cuidando a su nefasta progenitora, que no deja pasar ocasión alguna para descargar en su hija toda su crueldad, haciéndola víctima de sus constantes exigencias, absorbiendo su alma y sumiéndola en la más profunda de las oscuridades. Esta relación tóxica, violenta y perversa es recíproca y va en aumento. La situación parece cobrar un giro ante la aparición de dos hermanos vecinos de la comarca. El menor –Ray- es agresivo y marginal, y manifiesta permanentemente la hostilidad existente entre irlandeses e ingleses; odia el lugar, pero es “su” lugar. El mayor –Pato- introduce una cuota de esperanza en este mundo lúgubre y funesto de Maureen, al intentar llevar el tan deseado amor a su vida. Por una vez en su desgraciada existencia alguien le ofrece una luz en medio de tanta oscuridad; alguien le regala una sonrisa, una palabra dulce, una caricia… y ella sueña con que el fin de sus desdichas ha llegado… Pero la mano negra de su madre hará trizas una vez más sus anhelos, llevándola a un derrumbe psíquico y emocional.

“La reina de la belleza de Leenane” fue escrita por el anglo irlandés Martin Mc Donagh, y fue estrenada en 1996. Con adaptación de Fernando Masllorens y Federico González del Pino, y la magistral puesta y dirección de Oscar Barney Finn, sube a escena esta pieza que conmueve y moviliza de comienzo a fin. Imposible permanecer impávido ante tamaño drama que se desarrolla de manera cruel, violenta y agresiva ante nuestros ojos. Los climas son extremos durante gran parte de la obra, solo es posible respirar en aquellos momentitos donde los personajes se dan una tregua para hablar de amor y de sueños de libertad. Pero el agobio, la opresión y la hostilidad que los envuelve es la misma de los espectadores, que la sienten en carne propia. Y esto se debe  a las brillantes actuaciones de este elenco que deja todo en escena, donde se destacan los roles femeninos. Magnífica composición de Marta Lubos de esta madre brutal y sádica, y estupenda también la de Cecilia Chiarandini, que compone a esa hija sometida y border, que lleva al límite su fragiliidad psíquica. Acompañan Pablo Mariuzzi, dándole vida a Pato, el único personaje amable, servicial y generoso de la historia, y Sebastián Dartayete, el iracundo Harry. Ellos dos, a partir de su aparición harán erupcionar el volcán de sentimientos y emociones de estas mujeres infaustas. Ambos actores le dan el tono adecuado a sus personajes, generando el clima propicio para que se desencadene el conflicto final. Cabe destacar también la cuidada y detallista escenografía de Eduardo Spíndola que imprime de sordidez el espacio donde se desarrolla la acción, y el vestuario de Mini Zuccheri que completa la imagen descuidada, agria y seca de estos personajes desolados. Por último, las luces de Claudio del Bianco y la música de Sergio Klanfer, acentúan y enaltecen los distintos climas dramáticos.

“La reina de belleza de Leenane” es un profundo drama que nos sacude violentamente hasta dejarnos sin aliento. Con increíbles interpretaciones, con la agudeza de la mirada del director que no deja puntada sin hilo en esta trama tan espesa que cuesta digerir por su crueldad. Historia oriunda de tierras lejanas, pero cuyo conflicto central está muchas veces a la vuelta de la esquina, en otros senos familiares, vernáculos y cercanos. Una joya de nuestra cartelera actual que vale la pena ver sin desperdicios. Impactante, fuerte, conmovedora. Imposible salir de la sala sin haber sufrido alteraciones cardíacas. Para no perdérsela.

Ficha:

De Martin McDonagh
Versión y traducción: Fernando Masllorens y Federico Gonzáles del Pino

Dirección
Oscar Barney Finn

Con
Marta Lubos
Pablo Mariuzzi
Cecilia Chiarandini
Sebastián Dartayete