La noche del 16 de enero

Ficha

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¿Culpable o inocente?

Corrían los años cincuenta, cuando un 16 de enero por la noche, Nueva York se vio conmocionada por la muerte del famoso empresario Bjorn Faulkner. Su cuerpo fue encontrado en las escalinatas exteriores del edifico que lleva su nombre y junto a él, estaba Karen Andre, su asistente, quien se dice que también sería su amante hasta el momento de su muerte, con la ropa desgarrada y llorando desconsoladamente. Tiempo después se realizó un juicio oral para determinar si la mujer es culpable del hecho y es eso lo que se podrá ver en este espectáculo de Marta López Lecube.

La escenografía ubica temporalmente al espectador, la puesta recrea un juzgado de mediados del siglo pasado. Si bien la distribución de la sala, no es la tradicional, cuenta con todos los elementos necesarios, en un costado al fondo, el estrado del juez (con el escribiente a sus pies), el abogado defensor con la acusada, alineados con el fiscal, frente a ellos los asientos de los testigos, casi en el medio de la sala, otorgándole una importancia superior al resto, el banco para los testimonios (con Biblia incluida) y al fondo, la tribuna para los testigos.

Es en ese contexto que irán pasando uno a uno casi diez testigos, cada uno con su personalidad y mirada, aportando los datos con los que cuenta, mientras los abogados irán interrogando para desentramar la incertidumbre y colaborar para que Karen (quien también brinda testimonio) sea declarada culpable o inocente, según quién pregunte.

Dentro de un clima muy solemne (que solo se rompe ante el particular festejo del abogado y el fiscal en ciertos momentos), irán apareciendo personajes muy disímiles, para contar su verdad, algunos formaban parte de ese juicio desde que fue programado, otros sorprenderán a más de uno.

Bjorn Faulkner, era muy famoso, no solo por su fortuna y sus empresas, sino por su alto nivel de corrupción y por hacer todo a su manera, por valerse de las leyes solo para romperlas, por ser dueño de su propio mudo y su destino. Un hombre codicioso y calculador, que solo unos meses atrás, se había casado con la hija de un magnate, al poco tiempo de conocerla. Al momento de su muerte se encontraba inmerso en importantes problemas financieros.

El jurado tendrá un rol preponderante, como suele ser en todo juicio, pero en este caso es uno de los focos de atención del espectáculo.  Sus integrantes, son diez miembros del público, que serán llamados al inicio de la función (previamente deben anotarse como volutarios), para subir al escenario, ser parte de la obra y al final, decidir si Karen Andre es culpable o inocente.

Este punto es realmente innovador y pone al espectador en un lugar diferente, donde no solo será testigo de lo que pasa, sino que tendrá la posibilidad de ser parte y luego de casi dos horas de testimonios y argumentaciones, decidir el destino de la acusada,  dando lugar a un final semi abierto… al menos abierto para los actores. Ellos deberán decidir el futuro de la acusada, sin pensar en la posibilidad de otros responsables de los hechos.

Una obra que se arriesga a un género poco habitual para el teatro, con buenas interpretaciones, giros inesperados y la posibilidad de ser algo más que un espectador.

Ficha:

Juez Heath y eventual reemplazo de Whitfield: Luis Bustos Fernández
Escribiente y eventuales reemplazos del Juez o Whitfield: Jorge Román
Fiscal Flint: José Martiré
Defensor Stevens: Sebastián Méndez Bruzzone
Karen Andre: Magdalena Iglesias
Sereno Hutchins: Daniel Regidor
Detective Van Fleet: Julián Rosner
Inspector Sweeney: Rocco Gioia
Nancy Lee Faulkner: Fedra Defendente
Ama de llaves: Mariángeles Di Lucrezia
John G. Whitfield: Miguel Lumi
Perito calígrafo Chandler: Leandro Sanzone
Sigurd Jungquist: Yamal Sayour
Lawrence Regan: Ricardo Torres
Roberta Van Rensselaer: Violeta Scarponi
Dirección y puesta en escena: Marta C. López Lecube

Categorías: Reseñas

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