De la suerte, buena o mala, ¿Quién te la declara?

Todos tenemos al amigo que le tildamos de “Jettatore”. De hecho, otro comentario popular conocido sostiene: “no se debe sentenciar que otro es yeta”. Porque el problema no es que sea verdad, sino que, por momentos, podemos encontrar que la creencia de los otros la torna veraz. El problema está en la metamorfosis del chiste a la creencia. Este dilema clásico es el que podemos ver en la adaptación realizada por Mariana Chaud de la obra escrita por Gregorio de Laferrère.

En esta historia cómica Carlos, para poder quedarse con el amor de Lucia, inventa que el potentado Don Lucas; “verdadero” pretendiente, padece de “jettatura”. Maldición que posee alguien al que cualquiera que se le acerque sufrirá desgracia. Durante el transcurso de la trama vamos observando como Carlos suma a sus filas crédulos a los cuales engaña con maestría. Pero también cómplices, donde el más destacado es Enrique, amigo actor que personifica a un doctor que traerá a la ciencia para justificar las patrañas.

Sin embargo, estas humoradas terminarán siendo algo no tan chistoso. En un momento nos preguntaremos ¿Podrá volver este chiste a su punto inicial?

Pero, además de los problemas de Don Carlos, Lucia y Lucas, la obra nos sorprende con singulares interacciones con el público. A lo largo de la obra diferentes actores van sufriendo problemas, o accidentes. Esto los lleva a pensar que entre el elenco de actores hay alguien que sufre “Jettatura” y que por lo tanto hay que tomar un curso de acción para liberarse de tamaño adoquín. Estas interacciones entre el elenco, junto con la de los personajes vuelven a la obra entretenida, amena y llevadera.

El empapelado de las paredes, los cuadros, los muebles de madera, las alfombras y hasta el bombín nos trasladan automáticamente en el tiempo y el espacio a los dilemas de los sectores sociales con un buen pasar. El ambiente está dispuesto para que veamos lo que sucede al interior de una casa de bien y las interpretaciones nos lo dejan en claro.

Las interpretaciones también nos hacen entender la personalidad de cada uno de los contendientes amorosos. Con Don Lucas nos reímos por la pesadumbre y muchas veces inocencia que carga. Con los gestos y gracias de Lucía nos sentimos atraídos y asombrados. Y, por supuesto, con la aparición en escena de Lucas y Enrique llegamos a los puntos más graciosos de la obra. Además de los movimientos, los gestos y la interacción con el público los actores tienen en el escenario una química singular.

En definitiva, un elenco que lleva bien lo cómico y picaresco, un ambiente de alcurnia y unas estrategias un tanto discutibles son las que podremos ver en Jettatore. La obra nos invita a pensar en los medios y los fines que se utilizan. En su validez, y en su efectividad.

Esta duda tal vez quede abierta. Pero, la comedia además de reír nos hará preguntar: tras bambalinas: ¿Hay un Jettatore entre nosotros?, esperemos que no. Por las dudas, mano al izquierdo, mientras vemos esta entretenida obra.

Ficha:

Dirección: Mariana Chaud

Elenco: Andres Caminos, Sol Cintas, Tatiana Emede, Nicolás Levin, Javier Rodríguez, Julián Rodríguez Rona, Katia Szechtman, Raquel Sokolowicz, Gadiel Sztryk, Alejandro Vizzoti