Traemos la palabra

Así como Virgilio guía al Dante a través de los nueve círculos el infierno, Spregelburd creo una espiral onírica, donde Felipe (a quién él mismo encarna), deberá conseguir siete llaves para salir.

Una mañana (quizá era de mañana), el protagonista se despierta con los canticos de tres personas que no conoce (Andrea Garrote, Violeta Urtizberea y Guido Losantos), ante su asombro le dicen que él los dejó pasar y se disponen a transmitirle “la palabra”. Este hombre que aún no terminó de despertarse, tiene resaca y no entiende mucho lo que ocurre, accede a escucharlos, así le informan que para poder ser mejor, deberá conseguir una serie de llaves, que representan: la esperanza, justicia, fe, prudencia, caridad, fortaleza y templanza (no necesariamente en ese orden).

El caos al que se enfrenta, se equipara al que tiene alrededor, más que una habitación, parece un cuarto en el que se agolpan cosas que no se sabe dónde poner, muebles, decoraciones, utensilios, ropa… de todo un poco, pareciera no haber un orden lógico en el lugar que reconoce como su hogar.

De todo lo que estos mensajeros tienen para decirle, lo más importante es que el Vaticano declaró que el infierno ya no existe como un lugar, no se lo puede pensar en un espacio determinado y esto hace que ahora se encuentre en todos lados y viaje a través de la palabra, lo que claramente lo vuelve aún más peligroso.

En un costado del escenario y casi camuflado entre los múltiples elementos, está Nicolás Varchausky, quien se ocupa de la música y efectos sonoros en vivo, un original intérprete que acompaña y contextualiza con sus instrumentos.

Muy buenas actuaciones por parte de este cuarteto, que se enfrenta al reto de interpretar varios personajes cada uno, teniendo un desafío extra a la tarea de diferenciar desde la construcción a cada uno de ellos para que el público lo comprenda, sino que desde el guion deben contar muy bien la historia de cada uno, para que se delimite claramente y así se entienda la historia general.

Hay un hilo conductor que no es del todo lineal, sino que se van desarrollando aristas (reales o no), que se interrelacionan y la comprensión de todo, sería casi como armar el cubo rubik. Llegará un momento en el que la ficción dentro de la ficción, se confunde con su propia realidad, pero no hace falta más que tirar la cuerda de uno de los personajes, para que el ovillo se desenrede y todo cobre sentido.

Un espectáculo muy divertido, llevado a cabo con un timing perfecto y magníficas actuaciones. Si bien son inevitables las risas, hay un trasfondo denso y profundo, en el cual dejan pensando cuando se cierra el telón.

Felipe tiene el desafío de realizar ciertas pruebas para obtener sus llaves y no siempre es muy agradable lo que tiene que enfrentar, pero la promesa de estar mejor es muy tentadora ¿vos te animarías a abrir esas puertas?.

 

 

Ficha:

Con: Rafael Spegelburd, Andrea Garrote, Violeta Urtizberea y Guido Losantos

Música: Nicolás Varchausky

Dirección: Rafael Spegelburd

Género: Comedia