Hologramas

Hologramas

Ficha

  • Prensa:

    Quellen Rodrigues y Brian Bitchik

 

Enredad@s

En estas últimas décadas estamos viviendo una revolución a pasos agigantados, en cuanto a las formas de comunicarnos, de informarnos, de entretenernos, de vincularnos con el mundo. Todo esto debido a la gran influencia que tienen internet y las redes sociales en nuestras vidas. Estamos ante un cambio de paradigma en el cual la tecnología tiene un papel preponderante en nuestra cotidianeidad. Los teléfonos celulares, las computadoras y demás dispositivos están presentes en casi todos los momentos del día.  Los utilizamos para dialogar con otros, para mostrar lo que estamos haciendo, para expresarnos, para buscar información, para entretenernos consumiendo productos audiovisuales, para realizar compras, pagar cuentas y demás tareas de todos los días. Así en muchos casos se genera una especie de dependencia, de adicción. Inconscientemente creemos que si no estamos vinculados con la tecnología, si no estamos presentes en esa realidad virtual, si no nos mostramos en las redes, nos quedamos afuera, no pertenecemos, no somos. Es un poco como el “ser o no ser” que planteaba Shakespeare en Hamlet (en la actualidad debería ser reformulado a “estar o no estar” en las redes). Este nuevo “ser o no ser”, al realizar un recorte de lo que queremos mostrar de nuestras vidas, nos permite mostrar lo que queremos ser y no lo que realmente somos. El contraste entre la realidad y lo virtual, muchas veces, genera una sensación de insatisfacción, de vacío, algo así como los hologramas, que nos muestran figuras tridimensionales que no existen en el espacio físico.

De esto nos habla la obra que presenta cuatro escenas que abordan diferentes situaciones en las cuales la tecnología tiene un rol fundamental en el desarrollo de la acción. La primera nos cuenta la historia de una pareja adicta a las series, que luego vive su propia historia “cinematográfica”. La segunda habla sobre el rol que tienen los medios de comunicación en el manejo de la información y la manipulación de la opinión pública. La tercera sobre la diferencia entre la forma de vincularnos en las redes sociales y los vínculos en la realidad. Y la cuarta sobre un oficinista que es acechado por recuerdos de un pasado oscuro.

Esta sensación de estar ante el recorte de imagen de una pantalla se vive durante toda la obra, ya que en la misma, lo único que se ve son las caras de los actores, o algunas partes de sus cuerpos, iluminadas apenas por la linterna de la pantalla de un celular, con la sala totalmente a oscuras y sin escenografía alguna, esto genera imágenes muy potentes. Un gran acierto de la puesta en escena dirigida por Iván Romero Sinieiro (quien también realizó la dramaturgia junto con Agustín Caldaroni).  Una propuesta diferente en plena calle Corrientes.

Ficha:

Actúan: Diego Martín, Edy Bender, Giselle Corral, Eduardo Munitz, César Torres, Martín Brave, Silvia Sag, Mónica Wlasiuk, Michelie Dattilo.

Dirección: Iván Romero Sineiro

Música original: Tomás Grau Baena

Categorías: Reseñas

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