Hielo negro

Ficha

  • Datos de funciones:

    En cartelera

  • Prensa:

    CTBA

 

Más allá de las tablas

Nada dentro del escenario vacío preanuncia lo que será Hielo Negro. La primera escena es extraña, absurda y, a la vez, profundamente llamativa. Con música orquestal prácticamente marcial, dos figuras con abrigo invernal florido reptan frente a los ojos de una platea atónita. Risas apagadas por aquí y allá presumen la insinuación de un código que va creciendo conforme avanza la obra. Es un pacto bizarro, una propuesta inédita que los espectadores abrazan de la mano de la creación de Luciana Acuña y Luis Biasotto.

Luciana es, además, la directora esta pieza. Tamaña hazaña dirigir una abstracción tan llamativa como lo es esta. Se trata esencialmente de una serie de ejercicios teatrales concatenados con relativa cohesión, todo en pos de tejer cierta intimidad donde asoma lo que ocurre en ese proceso de producción. Los intérpretes exhiben un notable trabajo corporal, representando premisas espontáneas que exceden el proscenio. La obra transcurre principalmente sobre el escenario, pero transgrede en ocasiones para crear esa ilusión de improvisación y realidad constante.

Al representar más allá de las tablas, el par de actores y de actrices interactúan mucho con una voz en off. También, un relato en tres partes se oye a través de un parlante, una serie de misivas entre un tal Matías y Luciana y Luis, las cartas de estos últimos de su estancia en Nueva York. Su conexión con el relato es simbólica, sugiriendo las condiciones de producción de la obra.

El humor de la obra tiene cierta cuota de incomodidad, no por mostrar nada chocante, sino por explotar el intersticio de la expectativa. Esto es, desafiando lo que espera la platea, la pieza explota cada silencio incómodo, incluye exabruptos constantes de los intérpretes, e incorpora un elemento por demás interesante: el error. Con perfecta sincronía y ensayo, accidentes o aparentes faltas son claves para la propuesta, con elementos escénicos que se desprenden, o cualquier tipo de interrupción sorpresiva. El hecho teatral excede al relato, y así como la letra con sangre entra, lo experimental, con risas, va genial.

No hay que dejarse engañar por las primeras impresiones, Hielo Negro es un experimento fascinante que merece ser visto más allá de la afinidad personal con el teatro de cada uno. Independientemente de cualquier intertextualidad u homenaje operando a una producción más de nicho o culta, la obra es una invitación amigable a renunciar a ciertas convenciones teatrales sin dejar afuera a nadie. La proeza de proponer un código y su pregnancia en la platea no es atribuible a cualquier espectáculo, una clara justificación de la sala llena para esta original puesta.

Ficha:

Intérpretes: Milva Leonardi, Francisco Dibar, Santiago Gobernori, Luciana Acuña, Matías Sendón

Directora: Luciana Acuña

Género: Nuevos formatos #Comedia

 

Categorías: Reseñas

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