Hermafrodita

Hermafrodita

Ficha

  • Datos de funciones:

    En cartelera

  • Prensa:

    Duche&Zárate

 

Danzar de una memoria

El público asiste a una conferencia que recupera las memorias de Herculine Adelaide Barbin, una pseudo-hermafrodita nacida en Francia a principios del S.XIX, quién fue obligada a negar su condición ambigua para definirse en un único sexo.

Ciertamente, la complejidad de este caso histórico reside en la imposición de los discursos hegemónicos por sobre las particularidades, aún hoy día, con la tendencia a homogeneizar las identidades que se saben diversas. Así fue que Herculine manifestó un cuerpo donde se revelaron los genitales de ambos sexos y fue obligada por discursos religiosos y médicos a una reasignación de sexo y a cambiar su identidad al nombre de Abel.

En Hermafrodita esta complejidad es representada por la trasposición de signos. De manera que luego de la presentación del caso, el texto expositivo se va segmentando en episodios de la vida amorosa de Herculine, y los conferencistas la van corporizando desde otras posibles corporalidades que desafían cualquier discurso normativo. Para este fin, les requiere despojarse en parte de los trajes negros que visten a fin de que cada cual ocupe la posición de Herculine-Abel y haga bailar los recuerdos de sus huesos. Con la misma sensación de simultaneidad, en el plano de fondo también se duplican las figuras de ambos bailarines, donde sus sombras se ensamblan en un organismo de movimiento para luego distanciarse en dos cuerpos con el mismo objetivo de ser una unidad.

En la coreografía de la obra resuena aquella actitud provocadora del Grupo de teatro danza El Descueve de los años 90, del que Mayra Bonard y Carlos Casella fueron integrantes. Cuando los intérpretes abordan escenas donde vuelven a experimentar con zonas íntimas del cuerpo, y ejecutan una danza del culo, más allá de la sexualidad, la anatomía se vuelve esquiva frente a los discursos hegemónicos. Los cuerpos de los bailarines desisten de traducir conceptos para volverse instrumento subversivo de las formas.

El espectáculo traza el perfil expositivo que comienza a procurar lucidez sobre un caso extraño para la ciencia de aquella época. La tonalidad blanca de la puesta en escena, le da carácter riguroso a la atmósfera que enmarca unos primeros movimientos mesurados que acompañan diálogos conceptuales al ritmo marcado de música electrónica.

A la par, los dispositivos emplazados en escena amplifican los lenguajes artísticos en múltiples niveles logrando que el espacio se asemeje a un podio del saber. Primero, el recorrido de movimiento está limitado espacialmente por focos de luces en escena generando un borde lumínico que se observa como un campo intelectual que contiene el saber cultural de una determinada época que define la normativa de los cuerpos. Luego, una pantalla blanca hace de fondo total del espacio representado, en el cual se proyecta el texto dramático traducido al francés. Con el uso de micrófonos, las voces de estos dos expositores acrecientan su autoridad desplegándose con claridad y potencia por el espacio. De esta manera, la palabra baila con una cadencia que intenta guardar la investidura de la ciencia y la razón hasta que la emoción y el deseo invaden el discurso.

De la superposición de formas de representación, de la multiplicidad de perspectivas sonoras y pasajes de movimiento, hacia la unidad de un ser que se negó a clasificarse en único género biológico que condenará su deseo de ser y de sentir libremente.

 

Ficha

Dirección: Alfredo Arias, Mayra Bonard y Carlos Casella

Elenco: Mayra Bonard y Carlos Casella

Género: danza teatro

 

 

Categorías: Reseñas

Escribe un comentario

Only registered users can comment.