Frida Kahlo

Frida Kahlo

Ficha

  • Datos de funciones:

    Funciones Sábados 20 horas
    Centro Cultural de la Cooperación
    Corrientes 1543

 

Frida, un cuerpo, una voz.

Está en cuadernos, mochilas, almohadones, cuadros para decorar la casa, constantemente se citan sus escritos en todo tipo de objetos y la podes encontrar hasta estampada en las zapatillas. Su imagen es inagotable. Momento crucial para asumir el desafío de ponerla en escena, de correrla del lugar que ocupa como estampita y que de este modo puedan conocerla en profundidad. Mucho se ha dicho y hecho ya acerca de Magdalena Carmen Frida Khalo Calderón, incluso ella misma tomó su dolorosa realidad y la transformó en arte, se convirtió en leyenda y su nombre es sinónimo de lucha feminista y revolución mexicana, por lo cual, verla representada escénicamente me resultaba totalmente atractivo y me tenía expectante. ¿Qué y cómo contar la vida y obra de esta mujer en cincuenta minutos de espectáculo? La curiosidad me llevó a encontrarme con ella en el teatro, y muy acertadamente Patricio Abadi, director y dramaturgo, prefirió elegir uno de los momentos más importantes y simbólico de su historia, el momento previo a la primera exposición individual de sus cuadros, tiempo antes de que le amputen la pierna. Episodio clave, en el que si se quiere podemos hasta imaginar que estar una vez más tan cerca de la muerte y de la gloria, la vida se le haya presentado frente a sus ojos como un film, y es desde ese limbo que emerge esta ficción. Algo muy propio de Frida como artista, renacer de las cenizas.

En forma de línea del tiempo Abadi, toma escritos, cartas y hechos puntuales de la biografía, muy reconocibles por los espectadores: la poliomielitis, las sucesivas operaciones, el vínculo con su padre, el accidente en el autobús, su deseo e imposibilidad de ser madre, su relación amorosa con Diego Rivera, el amorío con Trotsky, y con un lenguaje poético que dialoga muy bien con el de Frida, le da voz, una voz particular (¿cómo era su voz?) a través de Jimena Anganuzzi, que refleja y recrea, no imita, con dolor, tumbada en la cama de ese hospital, los recuerdos de tales hechos pero con una fortaleza superadora.

La escenografía hace contraste con lo que ella fue, y el color blanco predominante en la cama, los pisos, en los barrotes, en la mesita de luz y en la sábanas, hacen que la puesta se vea como un gran lienzo en el que Frida, muy bien interpretada por Jimena, se vuelve a pintar a ella misma pero de manera teatral. Esta carencia de color, excepto por sus características botas rojas a un lado de la cama, provoca que los discursos y la actuación sean la pieza fundamental, que ojos y oídos estén puestos específicamente en la actriz, que con gran intensidad, emotividad y limitados movimientos, sucumbe al espectador hasta conmoverlo.

Frida, luces y sombras, logra retratar en escena la cruda verdad y atormentada vida de esta artista, casi del mismo modo en que lo hubiera hecho Frida si en vez de pintar cuadros escribiera teatro. Un prometedor comienzo para la teatrología que el dramaturgo ha denominado como Biografías Ficcionadas.

Ficha:

Dramaturgia: Patricio Abadi
Actúa: Jimena Anganuzzi

Categorías: Reseñas

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