Festival Cambalache

Ficha

  • Prensa:

    Prensa: Laura Castillo

 

Un festival que mantiene viva la música de Buenos Aires

La segunda función del día viernes en el Festival Cambalache presentó un abanico de números que, cada uno a su manera tiene relación con la música de Buenos Aires. El festival transita su XII edición en la que tienen lugar espectáculos, performances, café concert, presentaciones de libros, audiovisuales de tango, conciertos y milongas en reductos porteños como Santos 4040, Espacio Culural Oliverio Girondo y La Viruta Tango Club.

La apertura estuvo a cargo de uno de los puntos más altos de la noche: “Quisiera hablar con Reneé”, de Cristina Soloaga interpretado por Olga Sokolinskaya que nos acerca al perfume europeo del tango, música hecha por nuestros inmigrantes. Con una banda sonora impecable, Sokolinskaya dominó el escenario con un castellano cocoliche, despliegue físico y momentos de absurdo.

Luego fue el turno de “Los dones”, pieza del Laboratorio Tango Danza Teatro, con dirección de Alberto Goldberg y los bailarines Claudia Lombardi y Eduardo Luzzi, un número que versó sobre el amor y sobre la magia de Buenos Aires. Las referencias a la ciudad capital fueron constantes en toda la noche, que quizás estuvo mayormente dedicada a la veta más propia de poetas como Horacio Ferrer (con el consabido berretín de las a veces hasta ilógicas elucubraciones constantes sobre la ciudad, en lugar de hacer foco en el aspecto social de una música cimentada en las orillas, expresión de desigualdad, machismo y vida en los barrios).

En tercer lugar, tuvo lugar “Ensayo a dos cuerpos”, una interesante pieza de danza en la que las protagonistas de la escena (Maite Salz e Irina Jasba, quienes también dirigieron el número) lograron una consonancia admirable entre música incidental y baile, en una interpretación que alcanzó momentos muy altos de sensibilidad en la compleja actividad de la expresión corporal.

A continuación tuvo lugar un gran momento: “Buenos Aires aquí y ahora”, de Claudio Gonzalez y Julia Hiriart Urruty.  Con prestancia, entereza y una imponente presencia escénica, los bailarines interpretaron a una pareja que se enamora, se enlaza y se desenlaza en plena ciudad. Con gran precisión, los bailarines lograron el aplauso más extendido de toda la noche.

El anteúltimo número fue “Helena desnuda”, un drama protagonizado por Diana Cortes Novoa y Cinthia Díaz acerca de los propios fantasmas, los diálogos interiores y la doble personalidad. Tensión y simetría fueron las características que dominaron la escena durante este número.

El cierre fue acorde a una buena noche artística, a cargo de Hugo Mastrolorenzo y Agustina Vignau y una interpretación del clásico “Balada para un loco” de Piazzolla/Ferrer cantado por Goyeneche. “Piantao” es el nombre de este número que comenzó con referencias al proyecto radial La Colifata y transmitió a través de la danza una concepción de la “locura” ligada a la enajenación y las obsesiones.

Categorías: Reseñas

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