Esas cosas que se dicen y son tan extrañas

Esas cosas que se dicen y son tan extrañas

Ficha

  • Datos de funciones:

    Festival del Amor CCC

  • Prensa:

    Pablo Silva

 

La nieve impone su silencio

Esas cosas que se dicen pero son tan extrañas (Macarena Trigo) retrata un viaje donde el amor entre Ella (Jimena López) y El (Fernando del Gener) recorre estados internos de una melancolía cotidiana que amenaza con avasallarlos.

Es sabido que, cada vez con mayor frecuencia, el teatro toma elementos del cine para construir su narrativa, es por ello que se relacionaran algunos momentos de la obra con películas cuya temática coincide con el abordaje del amor y las relaciones humanas.

Ella es poeta. Gana un concurso de cartas de amor cuyo premio es un viaje a El Calafate (escenario en el cual transcurre la obra), es allí donde comienzan a aparecer las primeras piezas con que los espectadores reconstruirán la relación. Ella lo admira, escribe sobre él, posee una fascinación literaria, desarrolla una poética de lo cotidiano a partir de los olores de su campera o las variaciones del tono de su voz. El prefiere el rol de espectador, su mirada se debate entre el cariño y la desconfianza propia de quien dice “nunca he hecho menos para enamorar a alguien”. Esto se puede relacionar con el personaje de Theodore Twombly, en Her (Spike Jonze, 2013) desarrolla su actividad laboral escribiendo cartas de amor para personas que desconoce, en un futuro distópico en el que nuestra capacidad para relacionarnos se encuentra mediada por la tecnología. El amor como experiencia asimétrica recorre la obra y se transforma en uno de sus tópicos principales.

Jimena López, en un ejercicio de plasticidad artística destacable, se presenta y comienza a hablarnos sobre El, generando una estética teatral que destaca el monólogo, haciendo partícipe al público. Pensando en el cine, en Marriage Story (Noah Baumbach, 2019), tanto el personaje de Nicole como Charlie, realizan una descripción sobre el otro, logrando diversos grados de profundidad en la descripción de sus sentimientos. Tanto la obra como la película logran establecer una atmosfera en la que los movimientos de los protagonistas revisten momentos de cautela, tensión, como si el amor tuviese que ver más con la artesanía que con el impulso, con esas cosas no dichas, las cuales surgen a partir de la música; los momentos musicales dotan la obra de una atmósfera particular y le dan un conocimiento íntimo al espectador sobre el proceso interno de los protagonistas.

La obra de Macarena Trigo rescata la teoría del amado y el amante que Carson McCullers legó en La balada del café triste. Ella y El viven una relación de la que no pueden (y no quieren) salir, el amante y el amado vienen de regiones distintas, señala en una de sus páginas. Un momento significativo en Eternal sunshine of the spotless mind (Michel Gondry, 2004) nos ofrece un plano de Joel y Clementine recostados sobre una superficie de hielo, contemplando el infinito y al mismo tiempo el vacío, un glaciar impoluto.

La puesta en escena dialoga con un juego de luces que establece los climas de la obra: desde el rojo intenso en los momentos de expresión interna, hasta los azules tenues en la contemplación del glaciar. Dos personas en el mismo instante viendo y viviendo experiencias disimiles, quizás esa sea la reflexión más simple y profunda. El glaciar parece derrumbarse, pero sigue en pie. La nieve impone su silencio.

 

Ficha:

Actores: Jimena López, Fernando del Gener

Dirección: Macarena Trigo

Categorías: Reseñas

Escribe un comentario

Only registered users can comment.