Un camino impensado

En Casa-miento es una “serie teatral” que tiene cinco capítulos (uno por mes) y este es el tercero; luego de un casamiento, los invitados siguen con sus vidas y lo que vamos a conocer, son las historias de algunos de ellos, cuando la fiesta terminó.

El primo del novio (Diego Gentile), invita a su casa a la animadora de la boda (Javier Marra) y una vez ahí, comienzan a pasar cosas que la invitada ni hubiera sospechado. Ella cansada y queriendo bajar de los tacos que ya no aguanta más y él, llevándola a un cuarto muy especial, donde le mostrará cosas que no suele compartir con todo el mundo, un universo que está reservado para pocos, pero ella se inquieta, se asusta incluso y no puede creer lo que está pasando.

Él tiene una intención oculta, algo que le quema su interior, que necesita dejarlo salir, lo que considera su lado oscuro y al verla, decidió que era ella y solo ella, quien esa noche, podía ser testigo y partícipe de ese deseo hecho realidad, seguramente podría ayudarlo.

Un espectáculo enigmático y divertido, con un clima muy especial, creado por un particular detalle en la transmisión, con muy buenas actuaciones y dirección, logran por un lado que la historia sea efectiva, recorriendo los lugares que requiere y por otro, que la parte técnica no interfiera en el desarrollo de los hechos.

Nün teatro es el anfitrión de esta experiencia, pero el escenario, es la casa de los actores, desde donde salen en vivo y en directo, haciendo carne una nueva forma de actuar y relacionarse con el el público, ya que cuando termina la función, se reúnen todos en un zoom, para que los protagonistas reciban los aplausos y luego se da una charla que acerca más que nunca a quienes están arriba y abajo del escenario o en este caso, de un lado u otro de la pantalla.

Un espectáculo divertido, en concordancia con toda la serie, sin dudas vale la pena conocer que pasa con esos invitados, una vez que la música se apaga.

 

Ficha:

Dramaturgia y dirección: Sebastián Suñe e Ignacio de Santis

Actúan: Diego Gentile, Javier Marra