Ella en mi cabeza

Ella en mi cabeza

Ficha

  • Datos de funciones:

    Información sobre las funciones, en la cartelera

  • Prensa:

    SMW press

 

Voces que no cesan

Muchas veces es difícil parar lo pensamientos, la voz propia que repite, recuerda y hasta reprocha cosas todo el tiempo, pero hay oportunidades en que esas voces son ajenas, hay un otro repicando de manera permanente y no se silencia por más esfuerzo que se haga, eso es lo que le pasa a Adrián (Joaquín Furriel), no puede dejar de sentir la voz de Laura (Florencia Raggi), su mujer, ni aún dormido… por eso padece insomnio.

Ni bien inicia el espectáculo, la pareja está durmiendo en una cama redonda que no para de girar, tal como la cabeza del protagonista, que en realidad de dormir… poco, en seguida se levanta y comienza a soltar todo lo que piensa, su estado de ánimo, su desesperación por una situación que no puede manejar.  Se siente escindido, desdoblado, vive casi todo el tiempo como si se estuviera viendo a sí mismo y ella lo persigue en su mente haga lo que haga, la ve, la siente, escucha de manera permanente sus comentarios y necesita cortar esa situación, encontrar un poco de paz, para eso ve al Lic. Klimovsky (Juan Leyrado), un terapeuta que hará todo lo que está a su alcance para ayudarlo.

A Laura se la ve en dos versiones, en vivo, interactuando con su marido o teniendo diálogos imaginados por este. Para marcar esta diferencia, como así también las entradas y salidas del analista, tiene un rol fundamental la escenografía de Julieta Kompel, su diseño está creado para ayudar a contar la historia.

Además de la cama giratoria (lugar en el que Joaquín pasa la mayor parte del tiempo), en medio de la escena, a sus laterales hay dos ambientes también giratorios, que tienen un positivo y un negativo, es decir, las pastillas que dan vueltas tienen en medio una pared y a cada lado de la misma, se repite la misma construcción, en un caso el consultorio y en el otro, un rincón de la habitación de la pareja. En el caso del analista un lado lo usa y el otro, un poco más “apagado”, es el que queda a la vista cuando él no participa; mientras que el otro, será el espacio reservado para Laura, tiene una parte rosa, donde estará “en vivo”, mientras que en el reverso, todo es azul y ese será el espacio reservado para los momentos en que es solo producto de la imaginación. Una escenografía que además de ser muy moderna y agradable, conceptualmente es excelente y cuenta parte de la historia.

Los tres demuestran su talento y logran un interesante juego escénico, en el que hay un pivoteo permanente, del que Adrián es el centro; esto lleva a que Furriel lleve la mayor parte del texto, siendo el encargado de generar el ritmo del espectáculo. La dirección de Javier Daulte, hace que cada intervención cobre el peso necesario y los largos monólogos de Joaquín, sean una montaña rusa de la que no pueden escapar el protagonista, ni el público.

Una comedia de Oscar Martínez, sumamente divertida, pero con un trasfondo intenso y agobiante, pensando en quienes se sienten como el protagonista. Un hombre que busca, que se busca desesperadamente, que intenta dilucidar que quiere, que es lo mejor para él y sobre todo, quiere saber como hacer que esas voces se callen, todo en clave de humor y con excelentes interpretaciones. Cuando se escucha un murmullo interno ¿hay que hacerle caso?

 

Ficha:

Con: Joaquín Furriel, Florencia Raggi y Juan Leyrado

Dirección: Javier Daulte

Categorías: Reseñas

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