Lo que está por morir

El último bandoneonista, es un unipersonal dirigido por Rubén Pires y escrito e interpretado por Luis Longhi que, durante sesenta minutos, despliega en el escenario el grotesco devenir de un músico que entre viejos reclamos, un pasado delirante y su profesión de bandoneonista (en crisis) dialoga sin reservas con la peligrosidad y la locura.

Es una obra que atrapa al público de a poco, llevándolo de la mano al mapa de la vida de Ale, la dramaturgia está cargada de metáforas sobre el arte, además, de preguntas sin respuestas sobre el tango y la vida. De esta manera los largos monólogos son intervenidos por música en vivo tocada por este artista sin paz.

Longhi compone un personaje enrarecido, marcado por el desquicio de un músico que está solo y choca con el instrumento que lo formo como tal. El bandoneón. A este mismo lo cuestiona, lo investiga por dentro y por fuera, teniendo una relación creciente con tintes de violencia y suspenso. También relata cómo fue creado en Alemania y que relación tuvieron los mismísimos Nazis con el instrumento en los campos de concentración. Hay una clara lucha entre él y el bandoneón, es una relación de toda la vida que está a punto de desmoronarse o hacerse más fuerte, pero juguetea la con muerte como factor que enciende más y más esta guerra.

La iluminación toma una presencia notable cuando el personaje toca el bandoneón haciendo música, incluso lo refuerza creando un tono intimista y placentero. Como pequeñas reconciliaciones de una pareja que por instantes hacen las pases.

La obra reflexiona sobre el lugar del tango y la muerte de los próceres de este género musical, que con los años fue perdiendo la popularidad antes obtenida. A firma que para seguir adelante hay que echar a fuera lo viejo, de lo contrario el tango sería un antiguo objeto de museo que ya nadie quiere escuchar.

 

Ficha

Interprete: Luis Longhi

Dirección: Rubén Pires