Una desaparición, un alma, un juego

El juego es una obra de texto de Fran Ruiz Barlett que atrapa a los espectadores de principio a fin. Primeramente, quien llega a la sala de pregunta ¿por qué una obra teatral tiene como horario de entrada 23:57, y no, un horario redondo? ¿por qué está catalogada como “No apta para cardiacos”? Estos dos interrogantes comienzan a responderse con la música de Nahuel Iervasi que suena al principio dejando entrar a los espectadores a las sombras de las cuales “El Juego” nos hace parte.

Con un elenco compuesto de una manera particular, esta obra nos lleva paso a paso por la historia de la familia Conte, esta se encuentra signada por el dolor, la angustia, las perdidas y, sobre todo, por un juego que reúne principalmente a los más jóvenes para encontrar respuesta al interrogante más específico e importante de su familia ¿Dónde está su primo Tomas Alejandro Conte?

Una tarde, cinco de los siete jóvenes de este grupo familiar, se reúnen para jugar, luego de encontrar un papel extraño que dejo su abuelo en una caja de madera; allí están sus nombres y dos de ellos tiene fecha de caducidad, así inician una sesión de la cual quizás no haya retorno.

Con idea original de Matías Puricelli y Fran Ruiz Barlett, este espectáculo hace que los espectadores transiten y sean partícipes de una experiencia diferente y movilizante. Todas las actuaciones son destacables ya que hacen a la obra un producto súper rico e interesante de ver; tres actuaciones merecidas de destacar son la de los dos jóvenes que forman parte del circulo que se encuentra en el escenario y Florencia (una de las primas que está sentada en esa mesa redonda) joven que quizás será la tercera en la lista de los primos; con un final que deja un poco desconcertados a los espectadores.

“El juego” es una obra digna de ser destacada en estas épocas donde todo lo paranormal se ve como algo de lo que se debe descreer o ser tomado en gracia ya que la sociedad no es algo que maneje cotidianamente; creo que es muy interesante por la energía que manejan los actores, por hacer que los espectadores entren a un mundo nuevo y se mantengan ahí por un buen rato.

Sin dudas una propuesta diferente, no apta para impresionables.