El día que cambio la vida del Sr. Odio

El día que cambio la vida del Sr. Odio

Ficha

  • Datos de funciones:

    En cartelera

  • Prensa:

    Prensópolis

 

Materia que emociona

Disconforme con la vida en su totalidad, el Sr. Odio se opone a la llegada de un nuevo vecino que se encuentra en las antípodas de su forma de ver el mundo, excusa que encuentra para llevar adelante varios planes para que el Sr. Amor abandone el departamento lindero. El conflicto del argumento sucede entre dos emociones opuestas, el odio y el amor, representados por estos dos títeres de mesa o bunrakus. Así la tensión con otro y el respeto hacia aquel que se presenta distinto, son problemas sobre los que reflexiona el espectáculo. Tras cada intento para que el Sr. Amor abandone el edificio, el Sr. Odio encuentra impedimentos en su propio carácter para darle una nueva oportunidad al mundo, y sus miedos se proyectan en el antagonismo del otro personaje.

El Sr. Odio tan antipático como carismático, y el Sr. Amor dotado de una bondad que  lo ciega de los problemas; son opuestos complementarios y eso se disfruta en el diseño de los personajes, uno viste ropa de textura dura con colores fríos, en cambio, el otro resalta por sus colores pasteles que hacen recordar un atardecer romántico.

Dos personajes más completan el elenco y se destacan por su técnica mixta incorporando alguna parte del cuerpo de la titiritera al objeto inanimado. Cuando entra la madre, desde la técnica del fantoche logran una escena muy lúdica; asimismo sucede con la doctora Azpalacuata, quien intenta dar una opinión científica sobre el caso del Sr. Odio. Este protagonista se lleva toda la atención porque expresa emociones como si tuviese voluntad propia, de manera que los manipuladores se encuentran a su servicio, siendo sus secuaces y arquitectos de la red escénica. En la transformación de los objetos se perciben sus cualidades, varios colores, tamaños y sombras van configurando distintos horizontes sensoriales que sostienen la atención del público.

De la relación que se gesta entre titiriteros con objetos y títeres, brotan imágenes conflictivas, otras que recuerdan a la realidad  y algunas más fantásticas como la danza del fuego. Cuadros poéticos no faltan, como la representación en miniatura de la soledad materializada en un hombre caminando en una ciudad.

La puesta en escena propone una dinámica lúdica, pues la escenografía y los objetos están realizados en su mayoría de materiales nobles como el cartón, así las cajas se abren, se despliegan y se cierran, demostrando belleza en lo sencillo. Estos cambios de escena acompañan a la narración que rompe la cuarta pared teatral invitando al público, adultos e infancias, a participar e imaginar un mundo más amoroso.

Es para disfrutar la ejecución de la música en vivo de la cantautora Amanda Querales, su voz se desliza entre el relato y su ritmo latino hace bailar hasta a las abejas.

Divertido impacto en el final, un acto casi mágico del arte de títeres.

 

Ficha

Intérpretes:  Milagros Duran, Lautaro Ayerdi, María Fernanda Esparza, Diana Carolina Martínez y Mariana Calderón.

Dirección: Mariana Calderón y Vanessa León

Género: Teatro de títeres y narración

Categorías: Reseñas

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