El cuarto vacío

Una pareja luego de 15 años de casados, atraviesa el momento donde su hija planea continuar su vida lejos de su casa, para irse por motivos laborales con su novio gastrónomo a París. En este escenario de reencuentro matrimonial, un cuarto está por quedar vacío y su hija, protagonizada por Mora Monteleone, plantea la pregunta sobre qué hacer con esa habitación desocupada.

El marido, Roberto Anibal López interpretado por el actor Ernesto Claudio es un apasionado por el fútbol, tal es así que tiene en un pequeño espacio del comedor, una radio de aficionado donde despunta su amor por la locución futbolística.

En cambio, la esposa, Silvia Abramovich interpretado por Gabriela Light, es una psicoanalista lacaniana que analiza a cada diálogo de su pareja con las herramientas conceptuales psicoanalíticas llevando a situaciones hilarantes dentro del plano de la cotidianidad.

La obra sitúa el eje en interrogantes que buscan responder cuales son los deseos individuales de la pareja, en otros términos, ¿el deseo es el deseo del otro? ¿Todo acto fallido devela la verdad escondida en el inconsciente?.

Las actuaciones de ambos protagonistas son lo más destacado de la obra, transitando del drama a la comicidad en franco diálogo de una cotidianeidad de pareja en conflicto generando por momentos complicidad y en ocasiones, rompiendo la cuarta pared para liberar confesiones que en la pareja nunca se dirían.

La puesta en escena plantea como escenario el living de la casa, lugar de tránsito donde los personajes se quedan discutiendo sobre su relación alternando entre el sillón y los cuartos oscuros. Además, se puede apreciar la manera en que están dispuestos los elementos, un equilibrio entre orden establecido la esposa y el pequeño lugar desordenado que ocupa su marido.

En cuanto a la iluminación hay un trabajo muy cuidado para generar, por momentos, espacios de soliloquios y por otros, darle  integridad al cuadro total de los acontecimientos que suceden en la obra.

En fin, la obra podría situarse dentro de la comedia con tintes de drama, logrando generar complicidad y empatía con el público. La pregunta que sobrevuela la obra es: ¿estamos dispuestos a dejar todo por cumplir nuestro deseo?

 

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