Final de juego

Un hombre octogenario, imposibilitado de desplazarse por sí mismo, con la mirada ausente o perdida en el laberinto de sus recuerdos: abre la escena. Con algunos rasgos del mítico personaje (Hamm) de “Fin de partida” del autor Samuel Beckett, el protagonista de esta historia llega al final de sus días, viviendo en el absurdo de una realidad que se desmaterializa por el deterioro de una mente que desvaría, delira, se fragmenta, y se pierde entre lo que fue y pudo haber sido.

Según Harold Bloom, en “Hamm” se encuentra una clara alusión a “Hamlet” cuando el personaje dice: “su tiempo acabó y dudo todavía, dudo hasta el fin”. Sin dudas, en “El alemán que habita en mí” la intensidad y la complejidad de ese drama recorrerá la obra en un lenguaje simbólico, onírico e hilarante.

Alejandro Genes Radawski logra, con su dramaturgia, sumergir al público en un universo lleno de imágenes potentes y movilizantes; lo mete en la cabeza, en los enredos y en las visiones de una persona mayor que llega de a poco al final de sus días; conviviendo con aquellas personas que ya no están y con las que, aún vivas, desaparecen de su entorno.

La dirección -llevada a cabo por el mismo autor- es impecable: hurga en las imágenes de forma precisa y poética, los cuerpos construyen sentido en el espacio, los objetos demarcan y simbolizan lo que el texto propone; la música en escena -magníficamente interpretada-cumple un rol también protagónico; y el marcado juego de roles de las actrices que acompañan al protagonista, le dan a la puesta unidad y solvencia.

Cabe destacar la interpretación de Carlos Kusznir, quien logra encarnar – con absoluta veracidad, fuerza y contundencia- este complejo personaje que conmueve, hace reflexionar y, a la vez, provoca la risa de los espectadores. El resto de los intérpretes- Lujan Bournot, Natalia De Elía, Cecilia De Paoli, Valentino Gagliardi, Milagros Plaza Díaz -, conforman un elenco solido que construye con precisión la trama de la obra sobre el escenario.

El vestuario y la escenografía, están a la altura de la propuesta cuidando hasta el más mínimo detalle. Sin sobrecargar demasiado la escena componen un cuadro visualmente atractivo, preciso y sin fisuras.

Los músicos y la cantante (Nela Shagrosky), ocupan un lugar muy importante en la representación; consolidan de manera soberbia el despliegue escénico y la impronta del espectáculo.

Esta es una obra que, por su lenguaje escénico, su estética y la profundidad del tema movilizará inevitablemente al espectador despertando más de una pregunta, que quizás no halle respuesta, pero que sin lugar a dudas vale la pena hacerse.

Ficha:

Intérpretes: Lujan Bournot, Natalia De Elía, Cecilia De Paoli, Valentino Gagliardi, Carlos Kusznir, Milagros Plaza Díaz.

Cantante: Nela Shagrosky

Músicos: Rodrigo Barro, Luigi Raponi, Nicolás Rozen, Máximo Rozenfeld.

Dirección: Alejandro Genes Radawski.