Celebrando los 40

El extraterrestre más amado en la historia del cine, cumplió 40 años y el 11 de diciembre se realizó un concierto en su homenaje en Luna Park, donde una orquesta sinfónica dirigida por el Maestro Damián Mahler (fan de la cinta por cierto), ejecutó la banda sonora en vivo, mientras se proyectaba la película.

Cuentan por ahí que tras el divorcio de sus padres, Steven Spielberg se refugió en un amigo imaginario. Tiempo más tarde, en 1980 conoció a Melissa Mathison, comenzaron a trabajar en un proyecto y al año siguiente ella ya había escrito el guion y su compañero en esa aventura, comenzaba a dirigir y filmar la mítica película.

Entonces sumando un personaje adorable, con una historia conmovedora, más Spielberg a la cabeza y como yapa la música de John Williams, nada podía salir mal!

Pasaron algunas décadas y las partituras del genio de las bandas sonoras, llegaron a las inquietas y talentosas manos de Damián, quién no dudó en agarrar la batuta y ponerse al frente de 70 músicos, para deleitar a la platea.

Ante un público atento, en el que la emoción se hacía palpable, un gran escenario esperaba a los intérpretes, mientras una pantalla gigante se preparaba para brillar. Las luces del estadio se apagaron, y el azul tiñó la escena, los artistas se ubicaron en sus posiciones, quedando el último lugar para el director, la “varita” se levantó y la magia comenzó.

Todos vestidos de negro, con sus relucientes instrumentos y Mahler al frente (que cuando dirige, no necesita de una bici para volar), le regalaron a los presentes un concierto maravilloso, en el que la fuerza de la música, acompañada por la proyección de la película, eran capaces de erizarle la piel a más de uno.

El clima que se genera en este tipo de espectáculos es realmente muy particular, la gente no solo los disfruta, sino que los vive, comenta, se ríe, se sorprende, se emociona y sobre todo expresa todo eso que le va pasando.

Una película sin música, pierde mucho, es por eso que las bandas sonoras le dan personalidad e identidad a cada film, se vuelve un sello indeleble, completamente necesario para que todo tenga sentido.

Decir que Williams es el compositor más importante en la historia del cine, no es exagerado, sus creaciones emocionan desde la pantalla y en este caso, la melodía recorrió el espacio y abrazó a cada uno de los presentes, porque la música va directo al corazón, al alma, interpela al receptor sin que interfiera la razón y eso… no tiene precio.

Un show único, una orquesta impecable, donde cada pieza de la compleja partitura fue ejecutada a la perfección, logrando un sonido limpio, maravilloso, que transportaba a otro tiempo y espacio, por parte de la fabulosa y numerosa orquesta.

Damián es música, un apasionado de su trabajo que brilla cada vez que se sube a un escenario, un desempeño impecable; se puede decir que por su juventud tiene un gran futuro, pero sería poco porque ya ha forjado una carrera sólida, hace años que es una figura destacada en lo que hace y claramente tiene un gran presente.

Un espectáculo único y diferente, simplemente… de otro planeta.