Un diario intimo

“Iván Moschner lee y canta”  dice parte de la sinopsis de la obra Diarios del Hambre que se estrenó el domingo 20 de junio, bajo la dirección y dramaturgia de Fabián Díaz y la producción de Gabo Baigorria.

Moschner  habla de su biografía, pero atravesada por la ficción, su infancia en misiones, su familia, el hambre (dejando claro que el hambre no solo le pertenece al cuerpo) el camión del padre, la tentación por lo dulce, su primera atracción sexual y la coca cola en envase de vidrio bien fría ¿Qué variado no? ¡Si! No es un varieté, pero hay variedad, y no todo se queda en lo que se oye si no en el pasaje de una emoción a otra al punto que una pantalla no es un impedimento para sentir con el personaje que por si no sabían está actuando en vivo, allí por una reunión de zoom.

Este actor misionero, conmueve con un delicado relato acompañado de una escenografía que es parte de un hogar, sin mucho para decir, ni más ni menos que la cotidianeidad de lo conocido: una ventana, una bici, una pelota que son parte de lo que se puede ver de fondo en esta reunión virtual.

Cuando finaliza el unipersonal, se cumple lo prometido al comienzo de la reunión: se habilitan los micrófonos y hay una ida y vuelta con y entre el público y por su puesto con el protagonista.

En Diarios del Hambre hay honestidad. En las palabras y en sus ojos una mirada sincera en primer plano que una cámara de compu nos puede ofrecer. Hay mucha poesía y hambre. Sobre todo, hambre. Hambre de que se cumplan los deseos, los sueños, el hambre hacia lo dulce, el hambre del recuerdo. Así es como Iván Moschner abre su diario verídico y ficcional y cuenta sobre el hambre de sus días.

 

Ficha

Actúa: Iván Moschner

Dirección y Dramaturgia: Fabián Díaz