Hay que ser valiente para decir que no.

Cuando una cadena de “síes” va llevando a la protagonista de la obra a un lugar cada vez más escabroso, la única salida parecería continuar asintiendo a fin de empatizar con el único ser que la acompaña en esa horrible y abandonada peluquería. Nadie quiere que la reina grite: ¡ Que le corten la cabeza!, como en la historia de “Alicia en el país de las maravillas”. Pero lejos de ser un cuento de hadas, esta bizarra comedia habla de un mundo de pesadillas: de abandono, rechazo, manipulación y un final casi anunciado.
A 40 años de su estreno original, vuelve a presentarse en escena “Decir sí” de Griselda Gambaro, con la clásica música de Palito Ortega. Desde que el espectador ingresa a la sala, ya puede darse cuenta que lo que está a punto de presenciar va a ser algo muy, muy grotesco.
El texto es simple, lleno de gags, casi un monólogo. Pero no hay personajes pequeños. Si bien puede considerarse principal a la clienta que ingresa al salón de belleza, la dueña de dicho lugar no se queda atrás. Con unas pocas líneas, pero una exuberante corporalidad logra estar a la misma altura que su verborrágica compañera.
La creación de ambos personajes es muy destacable: lejos de la premisa “menos es más”, en este caso parecería qu

e nunca es suficiente: siempre puede ser peor, más desagradable, más extremo. Rompiendo la cuarta pared en algunas ocasiones para lograr que la audiencia explote en risas, se nota el oficio de Francisco Barral y Emiliano Figueredo, intérpretes de esta pieza, quienes además, tienen una química invaluable y una excelente proyección y permeabilidad en sus voces.
La escenografía es suculenta y detallista, pero a su vez, funcional. Todo está dispuesto por algo, nada librado al azar. Y se utiliza mucha utilería en escena, que también irá guiando la continuidad del espectáculo.
El diseño de luces y la inclusión de una máquina de humo, van a generar algunas imágenes impactantes, sobre todo al inicio de la función.
Por último, el diseño de vestuario de Jo Vera, va a terminar de construir este espacio siguiendo la misma línea propuesta por el diseño escenográfico.
Una comedia de hace cuatro décadas, para revivir el humor de aquel entonces, llevado a una saturación máxima a fin de despeinar (o quizá descabezar) un aburrido domingo de invierno.

Ficha:
Intérpretes: Francisco Barral y Emiliano Figueredo.
Dirección: Santiago Lasarte
Género: Comedia