Un Rey Lear del Rio de la Plata

Cisneros está a la espera de una de sus tres hijas. Ana, su favorita, pronto volverá de un largo viaje. Sus hermanas mayores especulan sobre su presunta muerte o desaparición. Con desprecio e ironía la llaman «la porteñita» por su apego a la idiosincrasia local. Esperan no volverla a ver. Su interés solo gira en torno a un testamento escrito por un padre, moribundo, que no es imparcial, en cuanto al efecto y devoción manifestado por la hija ausente. Los celos y el rencor tiñen el regreso tan ansiado. Sin embargo, ella no volverá sola. Para desconcierto de todos, un soldado la acompaña. Unida a su causa como amante y compañera, y en beneficio de las luchas, que intentan fortalecer la patria, reclamará su parte de la herencia, causándole al padre su mayor disgusto. Solo la música tocada por su fiel sirviente parece, por momentos darle aliento y regocijo, a aquel viejo general español que poco a poco se extingue al compás de las melodías. Un nuevo orden busca liberarse de las cadenas que aún lo atan al viejo mundo. Cisneros es una gran metáfora que instiga nuestras raíces, en el ceno de un país, forjado entre ambiciones, traiciones, y tensiones marcadas por visiones opuestas que buscan imponerse a cualquier precio.

La dirección y puesta en escena, que está a cargo de Martin Ortiz, logra recrear con sutileza y precisión la época en la cual se desarrolla la historia. Los vestuarios y objetos que se instalan en la escena, generan el ambiente propicio para que las acciones se lleven a cabo. La música es un factor importante en la obra; hilvana armoniosamente el discurso de los personajes, propiciando climas que ayudan a contextualizar y a entablar un emotivo ámbito para que la palabra de los actores llegue al espectador. La dramaturgia es poética, potente y con una trama que atrapa la atención del público. Merito logrado sin dudas, también por el elenco de actores y actrices, que se apropian de cada palabra y logran climas de gran tensión e intimidad. Cabe destacar el trabajo de Leonardo Odierna, quien construye un personaje con gran veracidad, resaltando los rasgos profundamente humanos del mismo, y logrando con talento y oficio, encarnar a Cisneros.

Una excelente obra que nos permite reflexionar sobre nuestra historia, tendiéndole un puente a un pasado que aún hoy nos interpela.

Ficha:

Dramaturgia y dirección: Martín Ortiz
Con: Leonardo Odierna (Cisneros), Mario Petrosini (Absalón), Lorena Szekely (Laura), Natalia Salmoral(Cordelia), Maggie Helou (Ana), Pablo Shinji (Porfirio)