Carl Palemer

Carl Palemer

Ficha

  • Datos de funciones:

    Funciones: única 3 de marzo. Gran Rivadavia

  • Prensa:

    Prensa: Vicky Roa

 

Una cita con el mejor baterista de la historia

El titular de esta crónica puede resultarle sobón y propagandístico. Pero creáme que no es así. No es así porque nos estamos refiriendo a Carl Palmer ¿Qué quién es Carl Palmer? Quizás nombrado así, al pasar, a la ligera y en singular no le suene demasiado, pero si lo asociamos a los nombres de Keith Emerson y Greg Lake, lo desconocido empieza a convertirse en familiar. Nos referimos al concierto que el pasado viernes 3 de marzo, el baterista de la agrupación que quizás copó la cúspide misma del rock progresivo,  brindó en el teatro Gran Rivadavia en pleno corazón de Flores.

Replico un comentario que oí en boca de Alejandro Nagy (histórica voz institucional de Rock and Pop) quien se encontraba a una fila de distancia de este cronista y resume sin dudas la sensación que muchos sentimos al finalizar el show: “rompió muchas cabezas”. Algunas cabezas que rompió, hay que decirlo, peinan canas y se las notaba en sus butacas emocionados y acostumbrados no solo a Emerson, Lake and Palmer, sino también a otras agrupaciones del estilo como Yes, Premiata o Van Der Graaf Generator. Es ese cielo sinfónico el que ocupa el trío en cuyas baquetas  el protagonista de esta crónica supo brillar.

El show en si se presentó como un homenaje mismo a sus antiguos compañeros de ruta, con el agravante que la desaparición física de Lake se produjo en diciembre. La formación fue ELP Legacy, en la que además de Palmer, participan Paul Bielatowicz en guitarra y Simon Firzpatrick en bajo (con su impertérrita figura de asesor de Nicolás Dujovne). El repertorio caminó holgado por los clásicos de la banda (Lucky Man, Jerusalem, fragmentos de la obra magna Pictures at an exhibition) y algunos covers, como el clásico 21 schizoid man de King Crimson.

Solos de batería verdaderamente infernales, interpelación constante al público, imágenes alegóricas en pantalla gigante y hasta un buen castellano entre tema y tema, fueron las características de un show al que no le faltó nada para confirmar y reconfirmar que lo que el rock supo generar está vivo como en los años 70. Luego de tal demostración de virtuosismo, la emoción reinó junto a una sensación para nada sobona y para nada propagandística: Carl Palmer es el mejor baterista de la historia.

 

Categorías: Musicales, Reseñas

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