Canción de carnaval

Canción de carnaval

Ficha

  • Datos de funciones:

    En cartelera

  • Prensa:

    Paula Simkin

 

Devorar es sinónimo de amar

Contar una historia, un fragmento trascendental de la vida de una persona. Poetizar y desmenuzar una rebanada de la más rica torta que alguna vez haya existido. Hacer todo trizas, hasta las palabras, desde su etimología hasta su simbolismo. Devenir en metáfora divina una atrocidad.
No hay que pensar tanto. Cuando uno piensa algo demasiado, termina no ejecutándolo.
Eial conoce a Amador y ya nada vuelve a ser como antes. Ser uno los dos, como un hombre-lobo.
Protagonizada por Luciano Crispi, este unipersonal podría describirse como incómodo y provocador debido a su ritmo lento, largos silencios o el desperdicio injustificado de comida. Sin embargo, ¿no es delicioso y tentador un corazón de bizcochuelo de vainilla? ¿no es hermoso ver un cuerpo sentir la música y verlo ser atravesado por una melodía de principio a fin? ¿cuánto tiempo necesita la audiencia para captar lo que está sucediendo en escena?
Es de resaltar la labor de su único actor que sostiene la curva del personaje de principio a fin. No parece verse afectado ni modificado por el público, a pesar de estar en constante contacto visual con él.
El guión es complejo, rebuscado. Su dramaturgo, Ignacio Torres, tiene un amplio recorrido y ha sido premiado numerosas veces por sus textos.
“Canción de carnaval” parecería ser el pensamiento recurrente y obsesivo de una mente que no encuentra límites en el amor. Que cuando dichos límites se vuelven difusos, desaparecen con ellos la ética y la moral.
Cabe destacar el diseño de iluminación a cargo de Julio López, pasando por coloridas instancias, momentos oníricos y algunos efectos especiales que hacen a la puesta un tanto más dinámica.
La selección del vestuario y la utilería podría haber sido un poco más arriesgada o quizá menos cotidiana, aunque tal vez, el efecto que quiso lograrse fue justamente ese contraste, entre lo ordinario de la apariencia y lo extraordinario del relato.
Por último, sería conveniente disminuir el volumen de la música hacia el final del espectáculo, ya que se pierde la palabra de Crispi, aunque, de nuevo, quizá era su finalidad, buscar la incomodidad del espectador una vez más.
Una opción dentro de la cartelera porteña que puede resultar difícil de digerir. Pero como dicen: “sobre gustos, no hay nada escrito”.
¿Alguien desea una porción?

Ficha:
Actor: Luciano Crispi
Directores: Mariano Stolkiner y Sofía Rypka
Género: Drama

Categorías: Reseñas

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