Azul y la Navidad

Ficha

  • Datos de funciones:

    En cartelera

  • Prensa:

    Carolina Alfonso

 

La mesa familiar como espejo de distensión

Hay temas recurrentes en la ficción argentina. Se trata de aquellos hitos que contienen en buena medida a una parte nada desestimable de quienes habitan localmente, describiendo un universo de sensaciones con su mera explicitación. Así, el reencuentro de dos hermanas en su pueblo natal después de un largo silencio encierra incontenible potencia para interpelar a una platea amplia. Lorena Romanin, directora y autora de Azul y la Navidad, es consciente de la dimensión de su relato y decide llevarlo un paso más allá en esta incisiva comedia dramática.

Dos hermanas, dos mundos diferentes. Una de ellas juega de local, instalada en su pueblo de origen con su familia tipo más bien chapada a la antigua: un esposo jocoso, pero con sus hábitos machistas y dos hijos varones, uno sensible (mas no en demasía) y otro con las malas costumbres paternas y una novia que las sufre. La otra hermana, fugada a la/una capital, está interpelada combativamente por el feminismo a fuerza de realidad, habiendo criado a su hija Azul, artífice en buena medida de este reencuentro. Azul nació Juan Cruz, pero descubrió su verdadera identidad en el transcurso de su infancia. El choque de mundos constante es brillantemente capitalizado por la dramaturgia para generar un efecto de incomodidad cómica, una risa constante que alivia la tensión del relato no sin sus crudezas.

El escenario describe la imagen común de la casa grande en una ciudad pequeña. Un living signado por el sillón, árbol navideño y la mesa centro del festín decembrino, unas reposeras y aro de básquet, patio exterior para momentos íntimos, y una enorme pared tapizada, el resto de la casa o “fuera de campo”. La obra aprovecha cada espacio para entrecruzar a los personajes y empujar sus contradicciones sin forzar conclusiones. La fluidez del diálogo y la naturalidad del elenco lo vehiculizan perfectamente. Una guitarra en escena a cargo del elenco permite unas elegantes transiciones entre diferentes actos de la obra.

La virtud de la obra es su flexibilidad. Los conflictos están más insinuados que claros. El pueblo bien podría ubicarse en cualquier punto del país. Nada hay de ingenuo en estos puntos aparentemente difusos. Romanin busca esa interpelación abierta, esas confrontaciones donde, si bien hay prejuicios de género que marcan posturas claras desde la dirección, la comprensión está más cerca que lejos. Por fuera de las cuestiones de identidad, los conflictos muestran partes dolidas y con su cuota de razón, así como la impaciencia del dolido. En última medida, la conflictividad en escena es la que puede hallarse en cada mesa familiar navideña. Con aciertos y desaciertos, la mayoría de los personajes logran su propia redención.

Azul y la navidad es, en última instancia, un entretenido cuadro costumbrista con un aggiornamento correcto. Su brillante fluidez textual e interpretaciones humanas la convierten en una pieza apta para todo público, una obra donde cualquier espectador puede encontrarse en uno o múltiples personajes.

Ficha:

Intérpretes: Eugenia Guerty, Cecilia Tognola, Pablo Finamore, Marco Gianoli, Tom CL, Luciana Grasso, Carolina Unrein

Directora: Lorena Romanin

Género: Comedia dramática

Categorías: Reseñas

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