¿Cómo atravesar el dolor?

Un público expectante aguarda que empiece el espectáculo en un apagón que parece infinito, pero es breve.

Se enciende una luz, se ilumina la parte inferior de la única persona que veremos en escena, se ven sus piernas y sus zapatillas, así descubrimos a la protagonista (encarnada por Nicolás Goldschmidt) y de esta manera entramos en un “no tiempo” y “no espacio”, donde el relato y los hechos se van sucediendo cuasi oníricamente.

Ella nos relata un viaje en micro, que hizo junto a su hermana, nos transporta a otro lugar, nos llena de imágenes y de una calidez especial, todo parece ir bien hasta que ocurre un accidente.

Cambian las luces y empezamos a descubrir el rostro, la figura y el colorido vestuario de la protagonista. El personaje sigue su relato, desde esa niña que iba en ese micro. Nos habla de ambulancias, médicos, enfermeras, y tijeras, de todo lo que esas niñas vivieron cuando alguien las encontró y las llevó al hospital, como ahí les hacían estudios, las medicaban, las llevaban de un lado para otro y si bien les brindaban la atención médica necesaria, había algo que no les daban… amor, le faltaba alguien que cubra ese aspecto, que la ayude a calmarse, evitar el miedo y la sensación de desamparo.

“Son dos nenas a las que les meten suero como leche materna y medicamentos como caricias”, eso enuncia la sinopsis del espectáculo, palabras que nos muestran un poco del universo de la obra.

La justa escenografía de Pía Drugueri ayuda al desarrollo de la historia, el actor la hace parte de su relato, visual y sonoramente; la recorre y transita, así como se mueve de espacios y lugares. Acompañado de un preciso diseño lumínico, con luces y sombras, lo que vemos y lo que imaginamos.

Una gran dramaturgia, a cargo de Laura Sbdar, nos hace volar y transitar poéticamente el dolor. ¿Cómo a travesar el dolor y no caer en la dramática y fría realidad? “Ametralladora” lo consigue.

Es necesario seguir el juego que plantea la puesta en escena, para que imágenes potentes nos lleguen y nos atraviesen, como disparos, como una ametralladora poética, una avalancha de sensaciones y dolor, y momentos tiernos.

“Ametralladora” habla del dolor, de la ternura, de la niñez, del amor de hermanas y la visión del mundo desde los ojos de una niña. Es una pieza singular y original, que nos obliga a estar atentos y presentes, para poder adentrarnos en todo su universo, e ir comprendiendo los lugares por los que transita este imperdible unipersonal.

Renglón aparte para la poderosa y formidable actuación de Nicolás Goldschmidt, que pone el cuerpo y la voz al servicio del personaje y la sensible dramaturgia.

Probablemente nos vayamos de la sala con potentes sensaciones y algunas preguntas, pero esas respuestas quizá no sean las importantes, porque lo relevante es como lo que acabamos de ver puede calar hondo aún, con la sensación de haber hecho un viaje especialmente onírico.

Definitivamente, es una de las grandes piezas del año, en un 2020 que recién inicia. Un espectáculo que se recomienda verlo, y luego volver a ir a verlo.

 

Ficha:

Actor: Nicolás Goldschmidt

Dirección y Dramaturgia: Laura Sbdar