Saltar tan alto como puedas

En la actualidad no hay dudas del liderazgo de Nike en el mundo del deporte, pero no siempre fue así. A  principios de los 80´estaban muy bien posicionados en algunas divisiones, pero en lo que a basquetbol se refería eran la última opción para los jugadores, hasta que un día llegó Sonny Vaccaro y cambió la historia, revolucionando ese nicho de la industria y haciendo que la marca suba varios peldaños. Los buenos resultados no tardaron en llegar, gracias a su visión, perseverancia y la alianza que logró con Michael Jordan.

¿Acaso esto es un gran spoiler de la película? no… es historia, la historia en la que se basa Alex Convery a la hora de hacer el guion y luego Affleck al dirigir.

Desde el inicio se va pintando el mundo en el que transcurre la historia, mientras corren los títulos iniciales, tienen de fondo una atinada selección de imágenes tan 80´que duele, no dejando lugar a dudas de que pasaba en el mundo (sobre todo del espectáculo y el deporte), mientras se daban los hechos que se verán a continuación, el arranque es una contextualización perfecta. Un montaje que entusiasma y genera nostalgia de la buena.

El tratamiento de color y textura levemente sepia desgastado, aunque es muy sutil  está en concordancia con el total de las imágenes y el tipo de edición, generando un halo de época, vestuario, decoración, todo marca de hecho un momento suspendido en el tiempo sin necesidad que medie palabra.

Si bien lo que muestra es el recorrido que hizo Vaccaro (Matt Damon) para lograr tener en sus filas a un incipiente Jordan, porque vio algo en él, intuye que va a ser grande y se juega el todo por el todo, claramente lo que se está contando es una historia de superación, de esas que si están bien relatadas, emocionan… y esta lo hace.

Hay mucha emoción y suspenso en la forma de contar, a su vez la cámara es ágil y le imprime ritmo, haciendo que el ir y venir, los desbordes anímicos y los límites que están siempre ahí para ser corridos o saltados, manteniendo la energía en movimiento, reforzando esto desde lo visual sin abusar de ningún recurso.

La clave de humor es fundamental, los diálogos entre Sonny y el CEO de la empresa, Phil Knight (Ben Affleck) están siempre en clave de una lucha de poder con el chicaneo de dos personas que se aprecian y admiran mutuamente, pero a ambos les cuesta llegar a acuerdos por la burocracia que media, aunque saben que a la larga, van a lograr un apretón de manos.

El mismo color se repite en los demás personajes, como Howard White (Chris Tucker) o Rob Strasser (Jason Bateman), quienes apuestan a la propuesta del genio del basquetbol en busca de un cheque en blanco, como era en ese momento Michael.

El lugar de mayor aplomo y “dureza” queda en manos de la genial Viola Davis poniéndose en la piel de la madre del astro, siendo también su representante y decisora; una mujer aplomada que sabe lo que quiere. También aparece su padre, en manos de Julius Tennon, un hombre más entusiasta y fan de la situación, que acompaña, sin decidir demasiado.  Un dato curioso es que si bien se ve al jugador, su aspecto será una incógnita.

Jordan es considerado uno de los mejores deportistas de todos los tiempos (si no el mejor), pero para llegar a eso tuvo que pasar por muchas cosas y así como el collage del arranque no tiene desperdicios, tampoco uno en el que se hace un recorrido en un breve tiempo de toda su vida, que es impecable.

La película va construyendo su curva tensional y dramática de menor a mayor, logrando sostenerse en todo momento y generando el gancho necesario para que más allá de saber cómo va a terminar todo, aún antes de empezar a verla, el espectador se mantiene en vilo. Affleck logra un perfecto equilibrio entre historia, humor y emociones que es infalible. Muy buena realización, la banda sonora de la época siempre suma.

Dos historias que se cruzan y su devenir tiene un increyendo que pensándolo en sonido, es una música emocional que va subiendo hasta romper los parlantes. Por un lado un Michael desinteresado, que está al margen de todo, un chico de 18 años que es un crack, pero está en su mundo y si bien acompaña a sus padres a todos lados, deja que ellos decidan porque él se dejaría llevar por espejitos de colores.

Por otro Sonny, el típico visionario soñador que tiene todas las de perder, pero cree en algo… alguien en este caso, se juega al 100% por eso y cuando parece que el suelo se abre y está a punto de caer… se da el milagro o el fruto de su trabajo y empeño.

Uno cree en el otro, este a su vez termina confiando y ya conocemos la historia, nacen la mayor alianza deportiva de todos los tiempos, las Air Jordan y la leyenda empieza a crecer sin escalas ni techos.

Una historia mundialmente conocida, un cuento de superación, una mega estrella, un producto n° 1, una marca usada por todos y por supuesto la historia de crecimiento y superación contra viento y marea, humor, emoción… es un cóctel que no puede fallar. La historia es simple y nada pretenciosa, pero está muy bien contada en todos sus aspectos.

Con Air… vas a volar!

 

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