A la deriva

A la deriva

Ficha

  • Datos de funciones:

    Funciones: jueves 21 hs.
    Duración: 75 minutos
    EL CAMARÍN DE LAS MUSAS
    Mario Bravo 960

  • Prensa:

    Prensa: Carolina Alfonso

 

Mujeres al borde de un ataque de nervios

Es probable que quienes estuvieron en la cima de todo experimenten crisis notoriamente más virulentas al tocar fondo. Por lo menos, esto describe a la familia de Judith, mujer judía neoyorquina mayor que, luego de criar entre algo algodones una familia burguesa, pierde todo al descubrir que su marido es un estafador de nada más y nada menos que víctimas del holocausto. Con esa premisa da comienzo A la deriva, de la noteramericana Amanda Peet, traducida por  Cecilia Chiarandini y Cristina Dramisino y dirigida por Jorge Azurmendi.

La matriarca nos encuentra en su flamante monoambiente en Pensacola, barrio bajo para los expulsados de la crème de la crème de Nueva York, lejos de sus piso con vista al Central Park. Desmoronada luego de lo acontecido, la acompaña Lorena, abnegada enfermera ajena al conflicto. Las festividades judías y un huracán venidero confinan a la matrona, su hija actriz en decadencia, Beca, y su flamante novio 10 años menor y musicalizador de la obra, Gabriel, a una noche conflictiva. Para colmo, arriba la provocativa adolescente Lisy, nieta de este clan, hija de Alicia, la hermana que no quiere ni acercársele a Judith luego de los incidentes. Comienza así un angustioso hervidero donde los personajes humean con preciso ritmo teatral.

Llama poderosamente la atención la atractiva puesta en dos planos. El primero, al frente de la escena, reproduce el hogar de la mater familiar. La elección de los objetos es precisa: todo en el escenario tiene un sentido dramático, desde la genérica heladera hasta el particular mueble que sobrevivió a los embargos. El segundo plano, al fondo, es más suspendido, más onírico, hasta mental. En él esperan los personajes como una suerte de fuera de escena visible. A veces quietos, a veces en una pequeña acción o pose, operan como una especie de tiempo fuera para los protagonistas de cada escena, puesto que se trata de un texto de entrecruzamiento de personajes.

Al respecto, el desarrollo de la historia se subsume y potencia a eso, a la interacción de personajes bien definidos. Cada uno de ellos experimenta su crisis, empuja los límites de una realidad que no los satisface y buscan en el otro, con patetismo y palpable angustia y tensión que se corta con un cuchillo en el teatro, la redención, la felicidad perdida. Esto sería imposible sin un elenco talentoso y un guion en los detalles, una suerte de cruce entre Woody Allen y un culebrón latinoamericano. En la adaptación, de Nueva York a Buenos Aires, la jerga local y más precisamente, la puteada, son distensión, son esa válvula de escape de la tirantez narrativa.

A la deriva es un drama con todas las letras. Exhibe las miserias de una familia cuyos individuos bordean sistemática e incómodamente la crisis que los aqueja. Microrrelatando fragmentos precisos, consigue la conmoción de su platea con emociones muy vívidas. Teatro auténtico.

Ficha:

Elenco: Cristina Dramisino, Cecilia Chiarandini,  Lionel Arostegui, Agustina Sáenz, Mora Monteleone y Cristina Fernandez

Dirección: Jorge Azurmendi

Categorías: Reseñas

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