¿Somos quienes sentimos que somos?

Este musical (escrito por Daniel Meyer) es un unipersonal que muestra el día a día de la vida de Carlos, un adolescente de aproximadamente 15 años, que transita los hitos que comúnmente se presentan en la pubertad: la primera relación amorosa, las diferencias con los padres y la constante sensación de no pertenecer. Él es boliviano y su adopción tiene ciertos grises, eso lo lleva a reunirse con jóvenes que se sienten discriminados por su nacionalidad, mientras que intenta vivir una vida normal y coquetea con Vicky, una joven de su edad, a través de las redes sociales. El esperado encuentro con ella cambiará su vida por completo, pero él no tiene idea de esto.

A.K.A. es un acrónimo en inglés: “Also Known As”, que en español significa “También conocido como”. Los acrónimos, después de todo, además de ser cómodas abreviaciones para evitar decir frases largas, también guardan un poco de misterio, sobre todo si se desconoce su significado tanto implícito como explícito. Esta obra tiene ese misterio desde el momento en que Lucas Pose, el talentoso actor que encarna a Carlos, se sienta al lado de un espectador y comienza a hacer un descargo, como en un grupo de autoayuda. El sentido del nombre de la obra empieza a asomarse en la segunda mitad cuando temáticas como la identidad, adopción y nacionalidad aparecen en forma de gritos, discusiones, canciones y líneas de rap.

Luego del esperado encuentro con Vicky, se desencadenaron una serie de acontecimientos, que cambiaron su vida para siempre y lo llevaron a replantearse toda su vida. “¿Quién soy?”, “¿cuáles son mis raíces?”, “¿hay cosas de mí que no sé?” a través de estas preguntas, la obra ahonda en las necesidades y las incertezas que tiene el protagonista sobre él mismo.

Cada día, Carlos anda en patineta, recibe mensajes de redes sociales, así como golpes en la puerta de su habitación por parte de su mamá, y salta en las sillas de la reunión de autoayuda cuando quiere hablar. Todas estas acciones buscan introducir al espectador a la cotidianidad del personaje y lo logran. Lucas, además de ponerse en la piel de Carlos, en algunos tramos también hace las voces de su familia y de Vicky, generando interesantes contrastes y una mayor idea de cómo es su entorno.

A todo esto, se suma la interesante labor musical que obtiene como resultado una obra de teatro musical muy distinta a cualquier otra – hay rap, canto, percusión y una gran sincronización entre lo performático y lo sonoro.

Los músicos en escena, Salvador Pecelis, Agustín Painefil y Facundo Biderbost, alias, A.K.A. “amigos de Carlos”, acompañan al protagonista en su viaje de autodescubrimiento, interactuando con él a través de chistes y diálogos cortos – sin embargo, la mayor conexión es la musical: las cuerdas de Pecelis y Painefil acompañan los discursos, en ocasiones cantados, de Carlos, así como sus conversaciones con Vicky, mientras que Biderbost con su percusión alerta sobre los momentos más fuertes y duros de la obra, así como a través de su palo de lluvia vislumbra tranquilidad y paz en el protagonista.

A.K.A. es una pieza necesaria sobre una temática tan relevante como la identidad, que explora con gran verdad los procesos y sensaciones de un adolescente que tiene aún mucho más por descubrir sobre él mismo.

El trabajo de dirección, dramaturgia y música, así como todas las demás áreas, demuestra que con solo un actor en escena se puede lograr un masterpiece que se pregunta “¿somos quiénes sentimos que somos?”

Ficha

Intérprete: Lucas Pose

Músicos en escena: Salvador Pecelis, Agustín Painefil, Facundo Biderbost

Dirección: Gastón Marioni

 

Género: Musical/Unipersonal