Una experiencia inclusiva y multisensorial

Quien alguna vez haya experimentado la oscuridad absoluta (ya sea por desperfectos técnicos o por mero romanticismo en plena noche a cielo abierto) estará de acuerdo en que los sentidos, a excepción de la vista, se agudizan notablemente. Cualquier espacio carente de luz obliga a percibir la realidad desde otro lugar, con otra percepción sensorial. El teatro a ciegas retoma esta idea y se presenta como una propuesta cultural cuya característica principal es que se lleva a cabo, justamente, en total y completa oscuridad. Muchos de los que participan en este tipo de espectáculos son ciegos y/o disminuidos visuales, también.

La cartelera de El Teatro Ciego de Buenos Aires incluye propuestas para todos los gustos. Entre ellas, A ciegas Gourmet es una opción para aquellos que quieran vivir la experiencia desde las entrañas, literalmente. Todo comienza en la sala principal del teatro donde los ‘’espectadores’’ pueden degustar un simple tentempié y una copa de vino. Luego, fila india mediante, son invitados a ingresar a la sala. Es imposible ocultar las risas nerviosas de los presentes, quienes frente a la novedad y la imposibilidad de ver aun estando con los ojos abiertos, reaccionan risueñamente. Un mozo se acerca y ofrece bebidas varias que sirve con hábil destreza. El menú, que consta de siete pasos, no necesita del uso de ningún utensilio ya que puede servirse con la mano – una suerte de fingerfood – siguiendo las instrucciones indicadas previo ingreso a la sala.

Una vez que el cuerpo se acomoda al ambiente, el teatro ciego comienza a vivirse: sonidos, sabores, olores y movimientos son percibidos hasta su más mínimo detalle. La mano que busca la panera se topa con la de otro comensal y las risas y disculpas se multiplican y confunden con las voces de los actores que intentan contarnos una historia. Muchos también quieren participar de ella, comentando u opinando sobre la trama que se desarrolla mientras, torpemente, intentan llevarse la comida a la boca.

Respecto a la puesta en escena, ella vive y se transforma en la mente de cada participante; es muy difícil determinar, en plena oscuridad, cuántos de los objetos percibidos realmente están allí ao vivo. Sin embargo, lo que sí es posible celebrar es la labor actoral que se sustenta en la fuerza locutiva de cada uno de los intérpretes que logran transmitir, exitosamente, felicidad, euforia y tristeza solo con sus voces.

El teatro ciego es una propuesta que no solo intensifica el desarrollo de las capacidades individuales de cada sujeto, sino que también estimula la inclusión y la empatía, tirando por la borda la idealización de la imagen y todo lo que ello conlleva. Aplausos de pie para todos ellos.